La iglesia de San Agustín, cuando se cumplen 50 años del incendio que la destruyó, lleva en estado ruinoso esperando que, entre sus piedras calcinadas, se haga realidad el moderno espacio dedicado a fomentar la cultura y la investigación. Un proyecto que lleva nueve años parado pero que el Ayuntamiento de La Laguna hará cuando tenga la subvención necesaria , según ha confirmado su área de Patrimonio.

Un proyecto al que no piensa renunciar el actual grupo de gobierno, quien matiza, para aquellos que exigen que las obras se hagan realidad, que primero hay que disponer del dinero para la obra y tener presente que antes hay otras necesidades más urgentes que habrá que abordar, sobre todo en estos momentos de crisis que se viven.

Es de destacar que el Ayuntamiento de La Laguna no hubiera tenido que haber hecho ningún gasto, si con el dinero que dieron en su día cientos de familias laguneras se hubiera restaurado la iglesia en lugar de ser destinado, sin consentimiento de los donantes, a la construcción del Seminario. También hay muchos que afirman que si el ayuntamiento quisiera gastar menos dinero podría optar por convertir las ruinas de San Agustín en un auditorio para conciertos o actos de tipo religioso, albergando al mismo tiempo el Museo de la Semana Santa

El proyecto previsto para la iglesia de San Agustín es el ganador del Concurso Internacional de Ideas para la Rehabilitación Integral del Complejo de la Iglesia de San Agustín y su Entorno, el cual demostrará, en el mismo centro del casco histórico, que es posible combinar elementos arquitectónicos actuales con los del pasado.

La cubierta de la iglesia de San Agustín será a base de lamas de madera de tea separadas unas de otras, por lo que para evitar que la lluvia entre en el edificio se cubrirá seguramente con un material que podría ser cristal, susceptible de retirarse en verano para conseguir un espacio más aireado.

Aunque muchos han interpretado que las ruinas de San Agustín albergarán solo una plaza, es algo más, ya que se trata de un gran espacio dedicado principalmente a fomentar la cultura y la investigación.

Al entrar en la antigua iglesia lo que se encontrará el público será un "hall" a modo de plaza con zonas verdes y bancos, dedicando el resto del templo a una mediateca que contará con videoteca, fonoteca, sala de trabajo y espacio para audiovisuales.

En el edificio que ocuparon los bethlemitas se contemplan cinco plantas. En la primera se ubicará una zona de internet y de investigación. La segunda se dedicará a salas de trabajo, zona audiovisual y proyecciones. La tercera planta contará con un espacio relacionado con la música, con fonoteca y zona audiovisual. La cuarta planta albergará un área de trabajo y espacios para internet y proyecciones. En la quinta planta se situará un restaurante con vistas sobre la ciudad.

En lo que respecta al Instituto Canarias Cabrera Pinto, los autores del proyecto han dispuesto que se ubique un auditorio, una cafetería-tienda y una escuela de arte.

Tres años más tarde de que el jurado se decidiera por el proyecto ganador para el futuro de la iglesia de San Agustín ya descrito, un especialista en petrografía y otro en estructuras analizaron las ruinas del templo, destacando que las columnas no solo podrán recuperar su resistencia original sino, con un tratamiento especial, aumentarla, lo que hará más resistente el templo.

El gran incendio

Dado que se cumplen 50 años del incendio de la iglesia de San Agustín habría que recordar que se produjo a las 15:30 horas del 2 de junio de 1964 en el coro del templo. A los 20 minutos, el fuego se había extendido por toda la iglesia. La tea del artesonado facilitó la propagación de las llamas con tal intensidad que amenazó con llegar al instituto Canarias Cabrera Pinto, en el que cientos de niños estaban en clase. La iglesia ardió pronto por los cuatro costados, desplomándose el techo con un ruido que sembró el temor por toda la ciudad. Las llamas alcanzaron una considerable altura y amenazaron a los edificios próximos. Pero la catástrofe no tardó en llegar: el viento aumentó de intensidad, avivando las llamas, y, por efecto del calor, se rompieron los cristales, lo que motivó que la iglesia se convirtiera, como dijo la prensa de la época, "en una incandescente chimenea con unas llamas que doblaban la altura del edificio". Las cenizas que trasladó el aire mantuvieron el calor y fueron capaces de incendiar una palmera de la plaza de la Catedral, los almacenes Godiño y algunas ventanas de las casas próximas. Dichos conatos fueron sofocados rápidamente. A las 18:30 horas el incendio amenazó otra vez al instituto, lo que motivó una nueva actuación de los bomberos y la necesidad de establecer un servicio de vigilancia en las aulas de Dibujo, que estaban próximas a la iglesia de San Agustín. Durante unos instantes, el fuego logró pasar a una galería del instituto y el servicio municipal conectó la bomba al pozo del patio central para combatir las llamas. En ese momento entró en acción el antiguo alumno Niabel Núñez, quien subió por una escalerilla, rompió una ventana y accedió a la galería que se quemaba, salvándola de unas llamas que ya hacían presa en sus nobles maderas. El obispo de Tenerife, Luis Franco, donó en nombre de la Diócesis 50.000 pesetas, y el alcalde, José Luis Maury, con el apoyo del pleno, dio 100.000 pesetas.