Los años más duros de la crisis económica trajeron consigo un descenso del número de las rupturas matrimoniales en todo el país. También en Canarias, que sufrió una brusca caída de los divorcios, separaciones y nulidades entre los años 2007 y 2009. Algo parece haber cambiado en los últimos tiempos. Aunque no se rompen tantos matrimonios como en los primeros momentos de la década pasada, la cifra de 2013 fue la más alta de los últimos cinco años en el Archipiélago.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados ayer revelan que la tasa de rupturas por cada mil habitantes ha pasado de 2,87 a 3,02 entre 2012 y 2013. Canarias registra el mayor índice de divorcios, separaciones y nulidades del país, seguida de Cataluña, donde asciende al 2,48. En cifras absolutas, el año pasado se disolvieron 6.383 relaciones matrimoniales en Canarias, casi 400 más que en el anterior. La gran mayoría de estas rupturas -alrededor del 96%- se hace a través del divorcio.

A tenor de lo que refleja la estadística, el segundo quinquenio de las uniones suele ser propicio para las crisis de parejas. Casi 1.400 de los divorcios se produjeron cuando los cónyuges llevaban entre cinco y diez años casados. Algo más de 2.000 toman la decisión cuando llevan 20 años o más juntos. Los datos indican, asimismo, que cuatro de cada diez matrimonios que decide divorciarse no tienen hijos.

En relación a la descendencia, la custodia suele ser atribuida de forma muy mayoritaria a la madre. Así ocurre en cerca de un 80% de los casos en los que hay hijos de por medio, mientras que los menores viven con el padre en el 6,1% y la custodia compartida se concede en algo menos del 14%.

Pese a que en Canarias ha avanzado la potestad compartida -suponía el 12,1% en 2012-, lo ha hecho en menor medida que en el conjunto de España, donde ha pasado del 14,6% a casi el 18% en el transcurso de un año.

El segundo lustro de las uniones conyugales parece ser el periodo crítico: 1.378 de los 6.126 divorcios registrados en Canarias en 2013 se produjo entre los cinco y diez años de matrimonio.