Francisca Sánchez es la fiscal delegada de violencia de género y violencia doméstica. Conoce el problema de las agresiones, acosos, homicidios y asesinatos a mujeres desde hace 16 años. Cuando interviene en los juicios deja muy patente su concienzuda preparación de los casos y la apreciación de aquellos detalles que pueden resultar claves para determinar la culpabilidad del procesado. Su trabajo serio es un referente muchas veces para las acusaciones particulares o la acusación pública cuando interroga al procesado o a los testigos, o bien cuando plantea sus conclusiones a los miembros de un Tribunal del Jurado.

Francisca Sánchez anuncia que realiza una investigación para aclarar por qué ha descendido la concesión de medidas cautelares y órdenes de alejamiento a mujeres que las han pedido en determinados partidos judiciales.

Esta inquietud para saber qué ocurre en determinadas zonas con dichas medidas judiciales se produce a raíz de que existen casos en que, a lo largo de un año, se han concedido el 51 por ciento de las citadas solicitudes, pero se han negado el 49. Y para esta fiscal, dichos datos son "una barbaridad". Y durante el año pasado la concesión de tales medidas preventivas descendió.

Sánchez explica que durante el año 2012 la media de otorgamiento de órdenes de alejamiento se situó en un 61 o un 62 por ciento, lo que considera "un porcentaje adecuado".

La percepción del problema de las agresiones físicas y psíquicas a las mujeres ha cambiado significativamente desde hace dos décadas. La fiscal explica que "hace 20 años existían unas creencias más arraigadas y admitidas sobre el maltrato". Aclara que "agredir a la mujer o a los hijos" formaba parte del "derecho a corrección" que tenía el hombre, como cabeza de familia, según Sánchez. Y apunta que todavía persiste en muchos casos la idea del "papel de mantenedor de la casa", mientras que a la mujer, aunque trabaje fuera de la casa, se le sigue asignando tareas como la limpieza de la casa, la comida o la educación de los hijos.

La fiscal de Violencia de Género explica que "el germen de dominación está bien agarrado en nuestra mentalidad". Pero a esta representante del Ministerio Público le preocupa seriamente el hecho de que "esos mismos esquemas los aplican los chicos de instituto", en la medida en que preguntan a sus jóvenes parejas: ¿cómo vistes?, ¿por qué hablas con este?". Y lamenta que las potenciales víctimas no perciben que "esos farolillos" son elementos de control de su vida.

Sobre si la mentalidad de las personas no va tan rápida como la aprobación de leyes, Francisca Sánchez aclara que las normativas legales son un instrumento importante y necesario, "no contra los hombres, sino contra los delitos", pues aclara que se trata del delito donde más víctimas hay.

Desde el pasado año, una de las tareas del departamento que dirige Sánchez es computar la cifra de los huérfanos que dejan las madres asesinadas por sus parejas o exparejas.

Este seguimiento de las "otras víctimas" tiene como objetivo realizar un tratamiento integral de esos menores, que, a pesar del apoyo que puedan tener de abuelos o tíos, pierden a dos referentes fundamentales para su vida, como son su madre fallecida y su padre, que puede permanecer muchos años en prisión y perder su custodia.

Un porcentaje mínimo de denuncias falsas

Sobre la activación de colectivos que advierten de denuncias falsas por parte de mujeres, Francisca Sánchez asegura que, de 130.000 casos denunciados aproximadamente durante los dos años anteriores, en 2012 se descubrieron 19 denuncias falsas y en 2013, 22. Por eso, lamenta que "parte de la sociedad sea hipócrita en la medida en que solo se fija en los casos marginales". Para la fiscal, el porcentaje "es despreciable desde el punto de vista de la sociedad". Opina que donde hay que poner el énfasis de las denuncias falsas es en las estafas a las compañías aseguradoras.

Isabel Canino, los niños de Vistabella y Yurena

Dice que los peores casos en los que ha trabajado son los de Isabel Canino (la conductora de Titsa asesinada por su expareja sentimental y cuyo cadáver estuvo escondido dos meses); el de Yurena (la joven que fue maltratada y torturada por sus tíos en Güímar para quedarse con su hijo), así como el de los niños asesinados en Vistabella por la madre de ambos y el padre del primero en diciembre del 2011).