Es abogado, funcionario del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y desde hace unos días el ganador del IV Premio de Wilkie Collins de Novela Negra. El santacrucero Javier Hernández Velázquez (1968) volvió a recurrir al detective Mat Fernández, personaje rescatado de una trama anterior que está a punto de dar el salto al audiovisual, para atar el certamen literario convocado por M.A.R. Editor en el que compitieron más de 160 obras procedentes de 12 países.

"A veces pienso que no valoro las cosas tan importantes que me están pasando", señala un escritor que tiene la percepción de que "en Canarias está ocurriendo algo en torno al mundo de la literatura. No es normal la cantidad de buenos autores que han aparecido en los últimos años y, sobre todo, creo que no hemos sido demasiado justos con la labor realizada por Anghel Morales. Él fue quien decidió darme una oportunidad cuando yo no era nadie", señala el responsable de "El fondo de los charcos", novela finalista del Premio Benito Pérez Armas 2009.

"A los autores canarios no se les tiene en cuenta en casa, pero están muy bien valorados fuera", incide un creador al que no le agradan las etiquetas. "Hay gente que confunde el género negro con la crítica social y no es lo mismo, aunque yo no soy uno de esos autores que necesitan explicar su novela de antemano. Prefiero que sean los lectores los que digan si esto es género negro o gris. No me gustan las etiquetas y, por lo tanto, no creo que sean de mucha utilidad en la literatura", comenta Hernández Velázquez.

Javier estima que más que "bucear" por los bajos fondos de la ciudad, lo que hizo en anteriores proyectos fue una crítica a modo de análisis sobre la memoria histórica de la Isla, concentrando su mirada en la Exposición Surrealista de 1935 y la Exposición de Escultura en la Calle. "Algunos editores e incluso lectores sienten rechazo cuando dices que haces novela negra, por eso soy de los que dejan que los novelistas escriban y que los lectores lean", aconseja este santacrucero de 46 años que creció en el barrio de Duggi.

Amante confeso del séptimo arte, Javier Hernández dice sentirse atrapado por "Generación X". "Tener un contacto con la realidad es un elemento muy importante a la hora de sentarse a escribir una historia", cuenta de un oficio en el que abundan los profesionales del Periodismo y del Derecho. "También hay algunos Mossos de D''Esquadra y algún que otro criminólogo. Esta es una actividad en la que desde la ficción se pueden contar las cosas que otros no cuentan a través de un medio de comunicación. Yo no pretendo dar lecciones de ética en mis libros. Todo lo que hay en ellos es más sencillo, pero tengo la impresión de que el Javier Hernández escritor puede arreglar en las páginas de un libro un problema que el Javier Hernández ciudadano no puede solucionar". La ficción me proporciona una serie de herramientas que habitualmente no tengo a mi alcance y eso posibilita que mi literatura sea más creíble.

El detective Mat Fernández debe aclarar unos asesinatos ocurridos en Los Ángeles, San Francisco y Santa Cruz de Tenerife; una trama de suspense que le acabará llevando hasta la familia Bravo, cuyos miembros ejercen un control que muchas veces roza el delito de la economía, política y sociedad tinerfeña. Esa, más o menos, es la trama sobre la que se desarrolla "Los ojos del puente". "Escribir es una necesidad vital para mí; tanto como comer, oír música o ir al cine... Escribo cuando puedo, sin un horario ni un lugar fijos, pero sí que lo hago todos los días. En ese sentido, sí que he creado esa rutina", explica un novelista que antes fue un gran lector. "Soy fruto del cómic, pero no me costó ningún esfuerzo pasarme a la literatura en general. Mis primeras experiencias lectoras las viví con El espadachín enmascarado; el Capitán Trueno o el Cosario de Hierro", revela un tinerfeño que no duda a la hora de reforzar su perfil literario. No uso la escritura como terapia, sino por diversión... Si un día me aburro me iré a la pintura. Yo utilizo la creación literaria como una manera de tender puentes con la intención de conocer gente. A veces voy a jornadas en las que me dicen que puedo estar dos horas sin hablar de lo que estoy escribiendo, pero es que yo empleo la escritura para disfrutar de esos momentos en los que puedo abrir nuevas relaciones", comenta sin olvidar la pasión que siente por la gran pantalla. "Cada vez que veía a Errol Flynn en el cine sabía que él era de los buenos; eso hoy no pasa".

Hernández Velázquez defiende que "las tonalidad oscuras que se perciben en la novela que hago se perciben en la realidad que nos toca vivir. En ese sentido, y uniendo con la idea anterior, hoy parece que nada es blanco o negro, sino gris. Tampoco existen los héroes y los grandes criminales, sino que todo lo controla una clase invisible que mueve los lazos de la corrupción. La literatura es un arma excelente para jugar con esos personajes", recomienda un escritor que no se resiste a realizar un guiño a Pérez Minik. "Al igual que él le daba una enorme importancia al mar que propiciaba la entrada y salida de viajeros en Canarias; ese mar es el que ahora está proporcionando una elevada credibilidad a la literatura canaria. Ahí están esas ideas de ida y vuelta que tanto parecen gustar lejos de aquí", concluye.

Javier Hernández Velázquez

Escritor