Es saludable recordar que los neonacionalistas, es decir, aquellos que sintonizan más con lo que les llegue de Madrid que con la auténtica realidad del territorio que pisan y olvidan, han perdido todas las elecciones, obligándoles a practicar unos ejercicios de maquinación total con las otras organizaciones. Estos continuos varapalos han propiciado que, por la acerca de enfrente, surjan posiciones que proponen nuevas fórmulas que cambien la absoluta dependencia y sumisión que han seguido los interesados defensores del escenario levantado por las huestes foráneas hace más de cinco siglos, asentándose aquí por la fuerza de las armas y con la connivencia de la élite aborigen. Ésta, colaborando con los castellanos en la conquista, recibió a cambio datas de tierra contribuyendo la nacimiento de la nueva sociedad y a la división y sometimiento de nuestra tierra. Con deportaciones de unas islas a otras y de traslados como esclavos a la Península de los menos pudientes (los auténticos patriotas que resistieron al invasor europeo), se lograba la colonización evitando cualquier tipo de sublevación. Era la consigna de los Reyes Católicos. Y así, hasta hoy.

Recientemente, Paulino Rivero y Juan Manuel García Ramos (CC-PNC) se van pronunciando sobre la necesaria reforma de la Constitución que contemple, entre otras realidades, la atlanticidad y no la ultraperificidad de nuestro Archipiélago. "Soberanía y Fuerzas Armadas", reflexión apuntada por el presidente Rivero, es una especulación que se acerca al federalismo asimétrico promulgado años atrás por el PNC, aunque no se ha desarrollado y, por tanto, se queda deficiente. Que Europa nos haya encasillado dentro de las regiones ultraperiféricas no es sino una maniobra más desde la distancia y de la cual se ha beneficiado aquella "nobleza" aborigen que hoy sigue practicando la genuflexión ante los nuevos invasores que arriban con distinto armamento (promesas). El presidente Rivero engloba todo esto en una conclusión: "Hay que cambiar la arquitectura del Estado (rompiendo cadenas, añadimos nosotros), pero de forma no traumática, sin que surja ninguna situación intratable. Los canarios nos diferenciamos de vascos y catalanes por la experiencia que nos han proporcionado siglos de aislamiento político, económico, social y cultural, inculcándonos nuestra idiosincrasia que nos aleja de posturas radicales. No buscamos el cerrilismo.

Aquí hemos escrito que el fracaso de la sociedad actual canaria no hay que buscarlo extramuros del partido neonacionalista (los nacionalistas se agrupan bajo el paraguas del PNC). Las profundas discrepancias surgidas a lo largo de los años han sido la causa del distanciamiento sin que se musitara la ineludible unidad de los nacionalistas, apartando el constante enfrentamiento con la metrópoli a pesar del innegable desprecio de ésta hacia nuestras tierras atlánticas. Los gobiernos centrales han preferido bañarse en las playas del Cantábrico y del Mediterráneo, obsequiando a los demás territorios por si puedan reavivase nuevos e indeseables problemas. Aquellos vastos espacios se aderezan simplemente... subvencionándolos.

En Canarias ha existido mucha bulla en las formaciones políticas que ahora se quiere enmendar. Está extendido por doquier que es necesaria una intensa autocrítica y una profunda regeneración. Sí. Pero de ahí a fulmina trayectorias valiosas que han favorecido tangiblemente cierta transformación de una sociedad que despierta conscientemente y surgen, sin embargo, personas de dudosa trayectoria que únicamente aportan juventud como bagaje, parece que no es el camino aconsejable para conquistar el futuro. Esta opción tiene sus apoyos viciados en experiencias que solo han buscado intereses prosaicos. Invitamos a nuestros lectores a situar los nombres y apellidos que consideren acordes con lo aquí escrito.

Ya es hora de que los canarios decidan lo que nunca han podido hacer. Por ejemplo, abrirle los ojos al Estado (gobierne quien gobierne) y mostrarle la situación del Archipiélago en medio de tres sendas cruciales internacionales: Europa, África y América. Por las tres vías hemos intentado transitar sin ayuda alguna y con relativos éxitos comerciales. Los partidos estatalistas negocian con el centralismo. Incluso se han hecho concesiones a asuntos relacionados íntimamente con la organización terrorista vasca y con aquellos catalanes que han rechazado al Tribunal Constitucional. Que se lo pregunten, si no, al inolvidable ex presidente Rodríguez Zapatero, otro de los nuevos conquistadores que llegó a las Islas con la cruz del "Plan para Canarias". Con nuevos arrestos tal vez se escuche a Canarias no con la misma música de una comunidad subsidiada. Curiosamente, Europa ha entendido algo de todo. España, no.