Ni un ciudadano de "calle" acudió al debate sobre el estado de su municipio. Ni un vecino, ni el librero, ni taxistas... ¿La verdad?, no se perdieron nada. Es más, decirle al que lee que la crónica tampoco aporta mucho a su futuro. Por una vez, el que la escribe le "permite" que deje de leerla.

Para los que siguen con la lectura, cada uno elige, destacar que fue un pleno de perfil bajo. De reproches. Desde la oposición, Juan Ramón Felipe (CC) dibujó una capital de la que es mejor huir y pedir asilo en otro lugar: "Santa Cruz de La Palma está agonizando, de mal en peor, una ciudad caótica y sucia, con pintadas y quema de contenedores...". Y, encima, gobernada por dos partidos (PP-PSC) que se dan "puñaladas traperas, con una desconfianza mutua, pacto de la incompetencia... ya no les queda tiempo para nada". ¡Dan hasta sudores!

El concejal no adscrito Alejandro Hernández fue más suave. Se refirió a un gobierno "con 11 reinos de Taifas (tantos como concejales), sin programa, un pacto solo para repartirse el poder y que lleva sin rumbo a la sociedad". Sus nuevos "amigos" de NC lo miraron desde la grada.

Zacarías Gómez fue portavoz del PP. Mensaje plano para defender solo las áreas populares, destacando los mercadillos, la gestión en deportes (¿?), fiestas, "su" museo de arte contemporáneo.... Se olvidó de que gobierna con el PSC, al que no le dio ni las gracias. ¡Vamos!, ni una palmadita en la espalda. Sergio Matos fue más concreto. El líder del PSC reconoció las deficiencias en el servicio de limpieza, aunque pidió, más bien exigió, mayor colaboración ciudadana. Subrayó "el esfuerzo" de los Servicios Sociales "porque sabemos de la situación que están pasando muchas familias" y el objetivo logrado de "normalizar (pagar en tiempo) las ayudas al desplazamientos de estudiantes". Cree que Santa Cruz de La Palma "tiene futuro y merece la pena". Y en eso, tiene razón.

El alcalde, Juan José Cabrera, tuvo dos intervenciones diferentes. En la primera fue el político "aburrido" de siempre. Defendió la gestión económica, "lo que evitó un ERE en el ayuntamiento", y admitió las "piedras en el camino" sufridas para aprobar el PGO. Acabó su alegato con pinceladas sobre el parquin y las viviendas de Mirca. Luego recibió los "palos" de Juan Ramón Felipe y se transformó. Fue, créaselo, agresivo: "Hay que ser valiente para decir aquí lo que usted dice e irse con la conciencia tranquila"; "ahora pasan directores de banco que antes iban por la calle Trasera"... Dio cuatro "viajes" y se sintió, quizás lo fue, ganador del debate.

¿De futuro?, eso será otro día.