Gabriel Zamora Martín tiene 21 años de edad y desde el 31 de octubre de 2013 es el único taxista en activo en el municipio de San Juan de la Rambla, un pueblo con 5.000 habitantes. Se formó como técnico forestal, pero la falta de oportunidades de trabajo en ese sector le animaron a seguir la tradición familiar, ya que es hijo y nieto de taxistas.

Aunque reside en Icod de los Vinos, Gabriel Zamora encontró su taxi en la cercana localidad de San Juan de la Rambla. Un día se paró a hablar con el único taxista que había en el pueblo, José Ángel Ravelo, y le preguntó si vendería su licencia. La respuesta fue afirmativa y este joven icodense no se lo pensó: pidió un crédito y relevó a Ravelo al frente de la parada unipersonal.

Reconoce que tiene bastante trabajo, pero no se queja. Cuando no da avío, recibe la ayuda de alguno de los cuatro taxistas del municipio vecino de La Guancha. "Muchas veces los cinco actuamos como si fuéramos una sola parada. Cuando hace falta siempre me echan un cable", asegura con gratitud.

La falta de alternativas obliga a veces a los clientes a esperar un poco por el taxi, "pero la gente está acostumbrada y, salvo que sea una urgencia, esperan por ti cuando te llaman y les dices que estás haciendo una carrera en ese momento".

Al principio, por ser nuevo y tan joven, le costó un poco ganarse la confianza de los clientes, pero ahora destaca que ya le conoce "todo el mundo".

Tiene bastantes clientes fijos y, al tratarse de un pueblo pequeño, con un único taxi, a veces tiene que hacer servicios impensables en otros lugares: "Hay señoras mayores que me llaman y me piden que vaya a la farmacia a comprarles algo y se lo lleve a casa, o incluso me dan una lista de la compra para que vaya a comprar al supermercado".

La confianza que se ha ganado entre sus clientes le obliga a hacer esas concesiones que van más allá de su cometido como taxista, pero él las hace feliz. Le gusta su trabajo y se siente aceptado y bien tratado.

Gabriel Zamora hace muchas carreras fijas de clientes habituales que usan el taxi para ir a trabajar o a comprar. Normalmente trabaja más en San José y en los núcleos costeros de El Rosario (La Rambla) o Las Aguas. En el casco histórico de San Juan de la Rambla tiene menos trabajo porque allí "pasan guaguas más a menudo".

Todavía no ha tenido que atender una urgencia "de esas de vida o muerte", pero sí le ha tocado ejercer como ambulancia en varias ocasiones: "Como sabes que eres el único que está, si te llama alguien y te dice que se encuentra mal y quiere ir al médico, dejas todo y vas corriendo, como si fueras una ambulancia", señala.

El primer teniente de alcalde de San Juan de la Rambla, Marco Antonio Abreu (AIS-CC), recuerda que "hasta hace poco tiempo había dos taxistas en el municipio, pero uno se retiró". Considera que la localidad tiene cubiertas sus necesidades "con el taxista que queda y con la buena relación que existe con los taxistas de La Guancha, que también acuden aquí a prestar sus servicios cuando es necesario".

Abreu asegura que "ojalá existiera más demanda de licencias de taxis, pero la situación está como está y el negocio no da para mucho. Ya nos gustaría a nosotros tener muchas más licencias". Por ahora, Gabriel Zamora es feliz con su particular monopolio ramblero del taxi.