Indignación. Ese es el sentimiento generalizado en el entorno de las ruinas de la iglesia de San Agustín, situada en la calle del mismo nombre, y que amaneció hace unos días con grafitis y pintadas. De esa misma forma, varios establecimientos las sufrieron, un problema que está generalizado ya no solo en La Laguna, sino en todos los municipios de la Isla.

Las pintadas en los espacios públicos y privados se han convertido en una auténtica lacra en el más amplio sentido de la palabra, entre otras cosas porque si hoy se quitan mañana se amanece con nuevas pintadas.

Es el caso de la calle San Agustín, ya que no es la primera vez que los incívicos y gamberros la toman con uno de los espacios más emblemáticos de Aguere.

"Estamos hartos. Es impresentable que unos pocos fastidien a los demás. Vivo aquí desde hace ya más de 30 años y todo sigue exactamente igual; que unos gamberros hagan lo que les de la gana no puede ser", criticó un vecino bastante cabreado.

De la misma forma, otro residente se quejó de que no existan cámaras en los sitios más emblemáticos de La Laguna. "No sé si sería la solución, pero como se tranque a algún gamberro y se le logre identificar, pues se llevaría un buen susto, ¿no cree?", preguntó buscando complicidad.

Una de las vecinas consultadas considera que "se puede hacer algo más. Los que vivimos aquí y en los sitios en donde se producen estas pintadas de mal gusto tenemos la sensación de abandono y de inseguridad. Al final, todos pagamos la limpieza de los grafitis si es el ayuntamiento el que actúa".

Lo cierto es que fachadas de comercios han sido objeto de los gamberros. En la misma calle dos comercios sufrieron en sus carnes la brutalidad de unos pocos que se creen que ensuciar "es gracioso. Menudos idiotas", apuntó un responsable de un comercio de la calle Capitán Brotons, lugar que también fue objeto de los grafitis, en su intersección con la calle Núñez de la Peña.

Lo cierto es que el desencanto por la situación es bastante generalizado y piden al ayuntamiento que haga lo que sea posible para evitar las pintadas, aunque son "conscientes de que ellos no tienen culpa ninguna".