"No lo digo con la intención de quedar bien, pero Canarias es un lugar de paso clave para mi música. Llevo once años viniendo y en mi agenda siempre hay un hueco para Tenerife, una tierra en la que me siento bien recibido y que tiene una enorme tradición en el género de la canción de autor", agradece el ferrolano Andrés Suárez (1983) en relación al concierto que esta tarde, a las 19:00 horas, dará en el Aguere Espacio Cultural de La Laguna, en la que será una de las "últimas balas" del disco "Moraima" antes de abrir un nuevo proceso creativo. "Necesito un mes para pensar mi siguiente disco; que me dejen un ratito, como dicen por aquí, para trabajar esas canciones", reclama.

Pedro Guerra, Marwan, Andrés Molina, Ismael Serrano, Andrés Suárez... ¡Vamos, que levantamos una piedra y salen cantautores por todos lados!

La canción de autor nunca ha desaparecido. Es verdad que después del "boom" de los noventa algunos de esos cantautores lograron posicionarse bastante bien en las radiofórmulas. Eso, quizás, provocó un vacío en el espacio que hasta ese momento ocupaba la canción de autor, que es un género que inevitablemente está ligado a las actuaciones en vivo en un bar. Algo muy fuerte ha tenido que ocurrir en los últimos años para que los políticos y, sobre todo, los medios de comunicación nos presten más atención. ¡Cuidadín con las nuevas generaciones!

Ahora no, pero en el pasado a la canción de autor no se le prestó tanta atención e incluso se veía como algo rancio o fuera de su tiempo. ¿Qué es lo que ha cambiado?

Hay que tirar de la memoria y agradecer eternamente lo que hicieron muchos cantautores de este país... Esas personas no solo cantaban, y lo hacían realmente bien, sino que fueron un ejemplo de compromiso y lucha. En ese sentido, sí que hubo un uso nocivo y malintencionado del cantautor. Ellos sí que sufrieron las consecuencias de un ciclo adverso en el que cantar algo que se saliera de lo común era arriesgar su libertad.

¿Cree que sus compañeros se pudieron sentir machacados por la crítica fácil?

La idea más generalizada que quisieron extender sobre nosotros es que éramos unos tíos aburridos que contaban sus tristezas en bares con poca luz, pero me van a tener que perdonar porque Robe Iniesta es un gran cantautor, ¿no? Un contador de historias nada, nada, nada aburrido...

¿Pues casi se cruza con él en Tenerife?

Lo sé (ríe)... Ahí tenemos un cruce de caminos. Yo quería cantar con ellos (Extremoduro), pero no me dejan. Es una banda que tiene toda mi admiración. Pero al igual que ellos, Iván Ferreiro, Ismael Serrano o Marwan son capaces de hacer botar al público en un concierto.

¿El futuro ya es presente para jóvenes como usted que llevan años persiguiendo este momento?

Este es un oficio que se mueve por impulsos y en el que pasado y presente pueden convivir. Sabina y Serrat son leyendas, pero los nuevos queremos nuestro espacio y peleamos por él. En mi tierra decimos aquello de "manda carallo" para asombrarnos de procesos como el que se está viviendo en estos momentos en torno a la canción de autor. Ahí fuera hay gente muy bien preparada; jóvenes con 16 o 17 años que se suben a un escenario y te dejan con la boca abierta porque son buenos y se quieren comer el mundo.

"Moraima", su quinto disco, parece que tiene las horas contadas, ¿qué recuerdo se lleva de él?

Ha sido el más surrealista de todos los que he hecho hasta ahora y desde que salió no ha dejado de darme alegrías. Me llevó a Suiza, Argentina, México y a otros muchos lugares en los que se agotaron las entradas con varios días de antelación. No sé si volveré a tener otro igual. De otro nivel sí, porque yo me voy a encargar de que "Moraima" solo sea el mejor disco de todos los que he hecho hasta ahora. El siguiente tiene que ser superior.

¿Hay material para empezar a soñar con el sexto álbum?

Llevo dos años y medio sin parar y necesito un mes para ordenar el material nuevo... Mi próximo disco casi está hecho, pero un examen hay que revisarlo antes de entregarlo. El trabajo lo tiene ahora Alfonso Pérez, que es mi productor y el encargado de elegir los temas que se pueden incluir en ese trabajo.