Las manos te sudan. Bebes agua a "baldes" para calmarte. Acabas por esconder los nervios en una sonrisa temblorosa y te enfrentas al jurado... Huele a Bajada. No es algo tangible. Es tan solo una sensación. Desde anoche hay enanos. Ya no son aspirantes, ahora son danzarines. No cobrarán ni tendrán regalos, incluso les esperan meses de duro esfuerzo, pero en el fondo no pueden hacer nada: se sienten atrapados por esa magia de la transformación. Están "enfermos" y ese virus no tiene cura.

Al teatro Circo de Marte fueron entrando en grupos. Mezcla de veteranos con novatos. La segunda convocatoria fue la más mediática: llegaron las tres primeras mujeres de la historia en querer ser enano. Micrófonos, entrevistas, fotografías... A su lado, Méndez. Va a su "bola". Lleva bailando desde 1985. ¡Casi nada! Una Bajada detrás de otra, sin interrupción, con actuación de por medio ante los reyes "jubilados". Se mueve como lo que es: un especialista. En silencio, en el mismo grupo, se encuentra Carlos. Es la primera vez que aspira a la Danza y sabe que curiosamente, pese a ser un novato, es su última oportunidad, al estar cerca de la edad máxima permitida. Víctor, mientras tanto, se lamenta de sufrir "una rotura de fibras" que teme que le pase factura...

Sí, cada uno tiene detrás su particular historia, pero todos coinciden en querer ser enano. Desean con el alma llevar esa extraña vestimenta reservada para privilegiados. ¡Y pensar que antes se repartía a dedo!... Instantes antes de que entraran a la prueba, sale el primer grupo. "Han sido 20 minutos durísimos; dos polcas seguidas", advierten. Vienen de bailar la tradicional música: "Ti-ri, ti-ri, tiririrí-tití..." (onomatopeya particular del cronista). ¡Mamaaa! Pelos de punta. Los novatos miran con recelo a los que han acabado el "examen". Estiran piernas en el último segundo, se encierran dentro de sus pensamientos, ahora muchos pierden la mirada.

Por la tarde, el ambiente es similar. Por las escaleras que acceden a la Pérgola, bajan dos aspirantes que acaban de salir de la prueba: "El trabajo ya está hecho, ahora a esperar". Es una frase de desahogo. Son las siete y media de la tarde, el día está más oscuro (es de noche), pero las caras no cambian. Entre los veteranos se comenta que "habrá renovación, doce de la Bajada de 2010 se quedarán fuera". No explican su razonamiento, quizás es que tampoco exista, pero creen que la idea es hacer un hueco para un grupo de novatos.

En los "pasillos" hay un comentario que se escapa del mutismo que rodea a todo lo que ocurre dentro del teatro: "El nivel es altísimo, la gente está muy preparada tanto en el físico (entre los aspirantes hay corredores de ultramaratones) como en la técnica", se afirma. Los medios de comunicación también se lleva su rapapolvo: "Muchos escribirán de lo que pasó aquí sin haber venido". En el fondo lo que ocurría, para qué mentir, es que cada vez faltaba menos para saber si estás fuera o dentro... y eso "quema". Hablas o "revientas" de los nervios.

Cerca de las 23 horas, el ayuntamiento dio oficialidad a los nombres. Lo puso en su página web y fuera del Circo de Marte. Sí, eso, no habrá mujeres en la danza.