El hambre oculta en el primer mundo a causa de la crisis económica, los diferentes logros obtenidos en la lucha contra la desnutrición, la necesidad de la colaboración público-privada para la investigación en nutrición o los retos para la sostenibilidad de la dieta mediterránea han sido algunos de los temas protagonistas abordados en el día de ayer por los más de 1.000 expertos asistentes al Congreso Mundial de Nutrición y Salud Pública que se celebrará hasta mañana en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria.

Hans Konrad Biesalski, jefe del Departamento de Química Biológica y Nutrición de la Universidad de Hohenheim (Alemania) fue el encargado de ofrecer una visión de cómo está afectando la crisis económica a la nutrición y explicar lo que se conoce como el fenómeno del hambre oculta en el primer mundo.

Según explicó en su conferencia, "el término hambre oculta se refiere a un suministro inadecuado y crónico de micronutrientes esenciales en la dieta (como la vitamina A, hierro, zinc, yodo y ácido fólico). Esto puede ocasionar el desarrollo de discapacidad en la infancia, alta mortalidad materna y millones de muertes en niños antes de la edad de cinco años".

El profesor de la Universidad de Hohenheim indicó que "la desnutrición durante el embarazo puede tener efectos en un crecimiento inadecuado del niño además de un impacto negativo en el desarrollo temprano. Asimismo, la carencia de yodo durante la gestación puede afectar al deterioro cognitivo severo además de causar sordera".

También explicó que "la desnutrición durante los 1.000 días desde la concepción hasta el final del segundo año de vida pueden afectar al retraso en el crecimiento (reducción de talla para la edad) con discapacidad física y cognitiva", señaló Biesalski. "El retraso del crecimiento es irreversible, por lo que las consecuencias de la desnutrición tendrán un fuerte impacto en la vida posterior del niño y sus descendientes en el futuro".

Niños y ancianos son las principales víctimas de la desnutrición en el primer mundo.

Hans Konrad Biesalski señaló que los niños y los ancianos son quienes más sufren los efectos del hambre oculta en el primer mundo. En Europa, "hasta el 60% de los ancianos que viven en asilos están sufriendo de desnutrición, lo cual se asocia frecuentemente con la depresión y el aumento de riesgo para el deterioro cognitivo o inmovilidad", afirmó.

El jefe del Departamento de Química Biológica y Nutrición de la Universidad de Hohenheim indicó que varias encuestas internacionales muestran claramente que no se está llevando a cabo una ingesta adecuada de micronutrientes: la vitamina D, el calcio, el hierro, el yodo, y las vitaminas E y A están por debajo de las recomendaciones sanitarias.

"No sabemos si este fenómeno podría tener un impacto en la salud humana pero los datos epidemiológicos y experimentales muestran que una dieta deficiente en uno o más micronutrientes se asocia con riesgos para diferentes enfermedades como la enfermedad coronaria del corazón, cáncer e incluso algunas enfermedades desde tipo neurodegenerativo.

la clave

Durante el Congreso Mundial de Nutrición y Salud que se está celebrando en Canarias, Biesalski habló del "hambre oculta", que se refiere al suministro inadecuado de micronutrientes en la dieta y que puede ocasionar el desarrollo de la discapacidad, la mortalidad materna y millones de muertes de niños de menos de cinco años.