Jacobo también se va. El portero estuvo ayer negociando su desvinculación del Tenerife para poner fin de esta manera a su desafortunado paso por el club blanquiazul, en el que solo jugó cinco partidos.

Jacobo llegó de rebote al club para sustituir al elegido, que no superó las pruebas médicas, y se marchará por la puerta de atrás. Los goles encajados en Ponferrada y Valladolid y, en especial el que recibió del Albacete en su estreno oficial en el Heliodoro ("lo hubiera parado hasta mi hijo", dijo el propio portero) le desacreditaron ante la afición, que luego fue señalada por el propio portero en unas desafortunadas declaraciones.

"Jacobo esperaba otra cosa del Tenerife", dijo esta semana su agente. Desde luego, el Tenerife, que ahora se queda descubierto, esperaba mucho más de él. ¿Inadaptado? "Esa es una pregunta que te podría responder él más -dijo ayer Cervera-. Yo por la lesión o lo que sea no le he tratado mucho y no te puedo decir que veía si está a gusto o no. Es una persona con la que no tengo una relación para contestarte con certeza".

Su salida se hará oficial en las próximas horas, aunque ayer Cervera dijo no saber nada al respecto. "Ayer (el jueves) me comentaron que estaban hablando con él y que hoy (ayer) tenía permiso para no venir a entrenar. Sé que se está intentando llegar a una solución buena para todos y eso es lo único que puedo decir. Me imagino que si están hablando con él es por algo, porque un jugador que no quiere no se para ni a hablar. No sé si estarán muy contentos, pero por algo estarán hablando".

El meta no entreno ayer, con permiso del club y el día anterior tuvo un incidente con Cristo González. "Me pilla hablando con Guillermo y no lo veo. Luego me lo han contado y tal y cómo lo han contado no es normal", relató el entrenador. Nada ha sido normal con Jacobo desde que llegó.