Pocos profesionales sanitarios de las Islas han tenido una experiencia tan directa con el virus del ébola como Kevin García. Primero por haberse desplazado durante varios meses a una centro de tratamiento de la enfermedad en una zona rural de Sierra Leona y, después, por ser el primer canario por el que se activó el protocolo de aislamiento ante la sospecha de que pudiera haberse contagiado en África.

Descartada la posibilidad de que sufriera ébola y recuperado de la malaria que sí que se le detectó, García impartió ayer una conferencia sobre el cuidado de los pacientes de ébola dentro las jornadas organizadas por el Colegio Oficial de Enfermería de Santa Cruz de Tenerife.

"Es un trabajo seguro si se está formado, se entrena, se tienen medios y se conoce la enfermedad", dijo a modo de conclusión, tras repasar su labor en el centro de tratamiento creado por Cruz Roja en Kenema, una zona rural de Sierra Leona muy castigada por este virus.

García detalló con todo tipo de imágenes el día a día en este centro creado en tiempo récord para ayudar a los hospitales públicos.

"De lo primero que nos dimos cuentas es de que los ensayos realizados en Madrid o Bruselas con los trajes especiales no tenían nada que ver con el trabajo de campo, donde estábamos a temperaturas de 38 grados y había que mover cuerpos de 80 kilos. No obstante, aprendimos a respirar y a movernos más lentamente para evitar la sensación de agobio y nos pusimos como tiempo máximo con el traje puesto 45 minutos", dijo, antes de explicar que la experiencia fue tan extrema que se fue pesando 103 kilos y regresó con 13 kilos menos.

Además se lamentó de la "estigmatización" que sufre el personal que trabaja con enfermos de ébola, "pese a la gran labor que realiza", y dio a conocer que "se tuvo que hacer un centro para ellos porque en sus pueblos les quemaban la casa, les tiraban piedras o sus propias familias les daban de lado". No obstante destacó "los buenos pacientes que son los africanos, que cumplen con todo lo que se les pide y colaboran" y la labor que está desarrollando Cruz Roja, dando formación y construyendo centros como el de Kenema en el que él ha podido ejercer.

Al finalizar la charla García reconoció que le gustaría volver a África, aunque evitó hablar de su experiencia como paciente.