La Gallega es el barrio residencial por antonomasia de Santa Cruz desde principios de la década del 2000. Allí hay suelo disponible, algo de lo que carece el municipio, para dotar de viviendas a una población de clase media que las demandó y las demanda aún. De ahí la explosión demográfica en esta zona del suroeste de la ciudad con proliferación de la tipología de chalés adosados, mitigada por la crisis de sector de la construcción. Amplias avenidas, espacios verdes, un volumen de tráfico en constante ascenso y nuevos centros comerciales ofrecen la visión global de una forma de vida muy "a la americana". Sin embargo, hay un punto débil: la carencia de los servicios más básicos.

David Carballo, secretario de la AV Guacimara, protagonista del recorrido, resume en dos palabras las principales carencias: "Alcantarillado y alumbrado, aunque la media es de cinco quejas semanales". Carballo apunta: "No hay canalización o es insuficiente tanto para aguas fecales como pluviales. Llevamos años pidiendo esa obra de calado y nos vamos a quedar otro invierno sin ella".

Añade el dirigente vecinal: "De la avenida Los Majuelos hacia arriba no hicieron pluviales ni saneamiento cuando se urbanizó y la gente empezó a vivir sobre 2002. Este barrio creció de la nada y en aluvión. Había cinco casas contadas y grandes fincas. Los servicios no han respondido a esa marea".

Las lluvias del pasado 19 de octubre "nos recordaron que en noviembre de 2013 solicitamos medidas como un paso elevado para que corriera el agua del barranco, bombas de achique y sacos de arena para proteger las viviendas. Lo reiteramos el 14 de octubre, cinco días antes de la riada, y no se hizo nada hasta las ocho de la noche de ese domingo, cuando ya había llovido, y pusieron los sacos. ¿Y si ocurre otra vez?".

La carencia de alumbrado público afecta "justo al revés, de la avenida hacia abajo. El cableado tiene más de 20 años, está podrido y mal hecho. La luz se enciende con normalidad y se apaga sola cuando se hace un corto que no han descubierto donde está pese a que han venido de la concesionaria un montón de veces. Levantan la palanca y vuelve a iluminarse la calle. El simple paso de un coche por la acera puede romper el tubo que esta casi a ras de calle. A eso hay que unir el vandalismo".

Estas grandes carencias y "haber solicitado una reunión en cinco ocasiones, a través de la oficina del distrito, nos han llevado a pedir el cese del concejal de Servicios Público, Dámaso Arteaga, porque solo ofrece promesas".

La falta de seguridad es otro problema. "Hay pequeños actos de vandalismo, pero reiterados y constantes. No hay presencia policial, salvo de forma puntual, y e n la zona antigua menos aún. Los comercios hemos tenido que contratar guardias de seguridad para la campaña navideña". La señalización solicitada al Cabildo porque "este es un pueblo fantasma al no aparecer en los viarios insulares" o la "nula accesibilidad, con zonas en las que falta incluso el acerado" son otras carencias.

La integración de los recién llegados "es complicada. Hay quien se integra y quien no. El concepto de vida es individualista: mi casa, mi coche, mi garaje... En la parte vieja hay más sentido de barrio. Lo notas cuando pides para la fiesta. El de siempre te da, como mínimo, 20 euros y el nuevo, cuando lo hace, no pasa de uno o dos".

Nombre y situación

No está claro del todo, pero la versión más aceptada es que el origen del nombre estaría en la procedencia de la que fuera propietaria de la extensa finca sobre la que se asienta el barrio, que pertenece al Distrito Suroeste. A trece kilómetros del centro y 510 metros de altitud está delimitado por El Sobradillo al norte; Barranco Grande y El Chorrillo, por el este; El Tablero, al sur, y Llano del Moro al oeste.

Población

De 968 empadronados en 2003 se ha pasado a los 6.004 de 2012, aunque, asegura Carballo, "hay muchos más que no están censados aquí. Calculo que la cifra real está sobre las 10.000 personas". Tiene una extensión de 1,57 kilómetros cuadrados y una densidad de 3.824 habitantes por kilómetro cuadrado.

Reseña histórica

Los terrenos fueron cedidos en 1972 a Santa Cruz por El Rosario. Lugar de interés es la Zona Arqueológica de La Gallega, un yacimiento de época guanche con grabados rupestres, declarado BIC en 1999.

Servicios

Las cartillas corresponden a los centros de salud de Barranco Grande y Tíncer. Aquí tiene su sede la Iglesia Evangélica de la Gracia. Cuenta con varios parques públicos como La Hoya y Santa Catalina (37.800 metros cuadrados), donde se ubica el cementerio de igual nombre.

Accesos

Las rotondas de la avenida de Los Majuelos, vía de acceso con la carretera general del sur TF-28, son características. Pasan las líneas de guaguas de Titsa 055, 231, 232 y 944.

David Carballo

Se define "de La Gallega de toda la vida". Este joven emprendedor del sector de la Artes Gráficas de 34 años (Santa Cruz, 1980) lleva a la práctica la intención de luchar por su barrio. Además de secretario de la AV Guacimara es vicepresidente de la Asociación de Comerciantes Alagapyme, que aglutina a unas 40 empresas, y presidente de la Asociación Canaria de Ayuda a los Niños (ACAN). Se "moja" en un tema que no pasa de la mera anécdota simpática, la coincidencia ente La Gallega y el vecino Sobradillo en arrogarse lugares como el cementerio de Santa Catalina. "Ellos se creen todavía que La Gallega es un barrio de El Sobradillo", bromea.