El espacio infantil del parque García Sanabria no es precisamente un juego para niños. Aunque se trata de un lugar muy visitado y utilizado por los menores, algunas partes del parque se han deteriorado con el tiempo y se convierten en un auténtico riesgo para la salud de los más pequeños.

Las tablas están levantadas en una zona del parque, efecto de las raíces de los árboles. En otros, se han deteriorado con el paso del tiempo (el parque García Sanabria se inauguró en 1926), como es el caso de una de las puertas de laterales para guardar aperos, que tiene algunos clavos sueltos.

En algunas zonas, como en la que da acceso a los juegos con arena del fondo, existe también un escalón semienterrado, una parte del suelo que no se ve y con la que pueden tropezarse los más pequeños.

La limpieza se cumple con corrección y rigurosidad, pero existe cierto intenso olor a orines cerca del togobán grande que no es achacable a los más pequeños, según explicaron algunos de los padres reunidos allí.

Resumieron que al parque infantil le falta "un poco de mantenimiento", además de unos baños adaptados para niños que, existiendo, casi siempre están cerrados. Esto obliga a los padres a que los niños que menos pueden aguantar hagan pipí en un lugar apartado del parque, y los que más, tengan que bajar las escaleras y hacer uso de los baños de adultos situados tras las cafetería-terraza del parque.

Otro de los problemas que refieren los que van con sus hijos por la mañana es que algunos colegios "invaden" cada cierto tiempo el parque, con niños mayores de 6 años, y terminan desplazando a los más pequeños.

Este parque infantil sería un juego de niños si no se conformara al mismo tiempo en un riesgo en potencia para los más pequeños en algunos de sus rincones.