Todo un aeropuerto internacional, que además es el más importante de Tenerife, como lo es el Reina Sofía, sirve de albergue a tres personas sin vivienda que duermen a diario en su edificio terminal. Informábamos en nuestra edición de ayer de que estas personas pasan completamente desapercibidas ya que en un lugar como ese lo normal es ver a viajeros transportando bolsos y maletas en los tradicionales carritos. Sin embargo, estos “sin techo” no son viajeros sino desamparados que viven literalmente en el Tenerife-Sur. Solo salen de la terminal para vender las cosas que encuentran, con el fin de ganarse unos euros. Añadíamos que esta situación se produce desde hace algo más de dos años. Algunas veces se forman grupos más numerosos. Han llegado a ser hasta una docena las personas que viven en estas condiciones. “Hasta hace unos días había aquí otro alemán que padecía un síndrome que lo alteraba y provocaba que gritara”, manifiesta un testigo. “Se le oía en todo el recinto”.

Esta es la primera imagen que reciben de Tenerife muchos de los cinco millones y medio de turistas que llegan a la Isla cada año. A veces nos preguntamos por qué seguimos recibiendo a tantos visitantes. Suponemos que es por el clima.
Esta noticia nos da pie a hablar, un día más, de la miseria que campa a sus anchas por toda Canarias. El caso del aeropuerto Tenerife-Sur es solo un ejemplo de lo que vemos cada noche en las calles de Santa Cruz, de Las Palmas y de otras importantes ciudades del Archipiélago. Lástima que los medios afines al Gobierno regional no destaquen estas noticias. Algo que sí hace EL DÍA porque no tenemos compromisos con nadie, salvo con nuestros lectores. Esta es la realidad y debemos informar de ella, pésele a quien le pese. Esta es la miseria de la que llevamos hablando mucho tiempo. Muchas son las personas que duermen en los portales, y también en los recintos donde suelen estar instalados los cajeros automáticos de los bancos, no sabemos si con la ilusa idea de que la proximidad con el dinero haga más llevaderas sus penurias.
Sin embargo, no es este un tema para bromas. Es un asunto igualmente grave, o más aún, que el Parlamento de Canarias llegue a la conclusión de que Canarias necesita un plan de urgencias. Esto es de Perogrullo. La gravedad a la que nos referimos emana de que la propia consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, haya reconocido que en 2007 ya se elaboró una estrategia para contar con dicho plan. Es decir, para dar respuesta a las urgencias y emergencias estableciendo los criterios de desarrollo y funcionalidad operativos de la prestación sanitaria. Sin embargo, por motivos presupuestarios, organizativos y de oportunidad la implantación del plan se ha ido posponiendo desde entonces. No sabemos si reírnos o ponernos a llorar. Coincidimos con el PP en que los ciudadanos están hartos y quieren respuestas claras, al igual que los socialistas cuando afirman que las urgencias son parte fundamental de la sanidad pública, pese a lo cual las encuestas demuestran que hay demasiados problemas de accesibilidad. El PP no gobierna en Canarias pero el PSOE sí, en coalición con los nacionalistas. ¿Por qué no impulsan este plan desde dentro del propio ejecutivo regional?
Ya que hablamos de emergencias, esta vez el aviso de lluvias ha sido excesivamente prudente. Al final las precipitaciones, aunque muy intensas en algunas localidades, no han llegado a los niveles de alerta difundidos por las autoridades para que la población tomase las medidas adecuadas. Ninguna crítica al respecto sino todo lo contrario. Preferimos diez avisos falsos que padecer una inundación imprevista, con un enorme riesgo para la vida de las personas y las propiedades públicas y privadas. Es mejor prevenir que curar. Nada en seguridad está de más.
En definitiva, gente sin techo cobijada en los aeropuertos, o en cualquier lugar que preste un mínimo resguardo contra la intemperie, planes de emergencia que no se ponen en marcha por falta de medios –¿se han quedado los diputados y diputadas regionales sin cobrar sus sueldos un solo mes?– y, en definitiva, unas vergonzantes y vergonzosas colas del hambre porque hemos visto hasta a un arquitecto vendiendo seguros por las calles de Santa Cruz. ¿Quiénes son los responsables de esto?