Se aproxima el debut en casa y como titular de Carlos Abad-Hernández. A sus 19 años, sabe que le ha llegado la oportunidad de su vida y pretende aprovecharla y convencer a Álvaro Cervera de que puede ser el portero del Tenerife para mucho tiempo. “Uno siempre sueña con debutar en el equipo de su tierra”, admitía ayer el portuense feliz porque pudo estrenarse el pasado domingo en Palamós y deseando que llegue “la ocasión de hacerlo este sábado en el Estadio”.
Con la lesión de Roberto Gutiérrez, ha asumido la situación con naturalidad. O al menos eso pretendía transmitir ante los medios de comunicación. “Todos los que estamos aquí nos entrenamos para ganarnos el puesto. Es lo que tenemos que hacer, trabajar muy duro todos los días”, explicaba como si de un veterano se tratara y justo antes de lamentar que sea “por la lesión de Roberto, que es una circunstancia que se da, cosas del fútbol”.
Desde que se confirmó el alcance de la dolencia del icodense, Carlos ha venido concienciándose de que le ha podido llegar el turno. Para él, “la semana está siendo positiva”. De momento, agradece “el apoyo de los compañeros y de la afición”, algo que le hace sentirse “tranquilo” ante la enorme responsabilidad que supone defender la portería blanquiazul ante el Mallorca. Sabe que no se puede elegir el momento ni el rival, aunque reconoce que le ha tocado estrenarse ante “un equipo puntero en Segunda División”, ante el que habrá que estar “muy atentos” si se quieren dejar los tres puntos en la Isla.
Del pasado prefiere no hablar demasiado, pero Carlos sí asume que su debut ante el Llagostera resultó manifiestamente mejorable porque encajó dos goles de falta directa. “Asumo mi responsabilidad. Están bien lanzadas, pero como portero pienso que siempre se puede hacer más”, reflexionaba al mismo tiempo que aceptaba con deportividad las críticas, “que hay que encajarlas y no venirse abajo”. Por eso, se centra en “aprender de los errores” y concentrarse en la que debe ser su gran noche.
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