Asegura que eligió la medicina como profesión porque quería trabajar en algo que redujera el sufrimiento de las personas pero, con el tiempo, descubrió que muchas enfermedades se curaban mejor e incluso se prevenían con la comunicación, desde entonces el cirujano Mario Alonso Puig se dedica en exclusiva a impartir conferencias sobre liderazgo. La próxima será mañana en el salón de actos de CajaSiete a las 10 de la mañana.
¿Cómo un médico con una reputación intachable como cirujano abandona esta práctica para dedicarse a hablar de liderazgo?
En la carrera de Medicina nadie me explicó nada sobre el poder de la comunicación para generar salud, y eso me llevó a estudiar por mi cuenta distintos campos durante más de 25 años y entré en contacto con un descubrimiento que habían realizado los médicos griegos hace 25 siglos: se puede curar con las palabras.
¿Cómo tomó la decisión?
Fueron mis propios pacientes los que, al notar cambios en su salud, en sus emociones y en la forma en la que ven las cosas, me pidieron que extendiera este conocimiento más allá del hospital donde trabajaba. Empecé a dar pequeñas conferencias y llegó un momento en el que tuve que elegir si seguir como cirujano o dedicarme a esto y, hace diez años, elegí este campo.
¿Cómo se diferencia lo que usted plantea de un psicólogo o un coach?
Llevo muchos años estudiando la conexión entre el cuerpo y la mente, y el coaching lo vengo practicando también desde hace muchos años, pero lo que yo hago es más sencillo: favorezco que una persona descubra de una manera natural, recursos, talentos, capacidades que tiene dentro y que no sabe que las tiene y cómo hacer que se desplieguen. Lo que resultaba imposible para esa persona antes, porque no utilizaba sus recursos, se convierte en posible porque es más capaz y tiene más confianza.
¿A qué recursos internos se refiere?
Me refiero a la inteligencia, la imaginación, la memoria y la creatividad, que están mucho más dormidas de lo que pensamos, incluso si creemos que sí que las utilizamos. Además, hay recursos intelectuales como la determinación, la persistencia, la audacia, la valentía y la confianza que son imprescindible que afloren cuando asumimos retos. Los recursos de conexión con los demás como la benevolencia, la empatía, la compasión son básicos para la cooperación que, a su vez, en necesaria para cualquier avance.
¿Qué es el liderazgo?
No me refiero a qué posición ocupa una persona en la sociedad sino a su forma de ser y de estar. No es la posición la que hace al líder, es el líder el que determina la posición. Nos podemos encontrar un cargo muy alto y no ser un auténtico líder, será simplemente un jefe. Sin embargo, hay auténticos líderes en puestos humildes. La diferencia es que el verdadero líder es el que inspira, moviliza e influye, pero desde el ejemplo, la integridad y el entusiasmo, y no desde el miedo.
Esto está muy bien, pero en la mayor parte de las empresas lo que prima es el concepto de productividad...
El liderazgo ha de ser entendido como movilización de lo mejor de las personas, cuando esto se aplica y se vive como una manera de ser, el resultado es abundancia, ilusión, entusiasmo y salud alrededor de quien está ejerciendo el liderazgo. Cuando alguien se atribuye la palabra líder, pero en vez de ser un ejemplo hace todo como no hay que hacerlo, la realidad demuestra que es incapaz de influir en nada y la gente le sigue por miedo o por inquietud a las consecuencias. La palabra líder significa salirse de uno mismo y buscar cómo servir y contribuir para el bien común. Que no solo dice, sino que vive lo que dice. No significa mandar.
Cualquier persona, pero más si es un líder, si se nos presenta dialogante, receptivo, empático, etc... nos genera desconfiaza, ¿no cree?
Sí. Es cierto y lo es porque hay seres humanos que avanzan por la vida manipulando y se ponen un disfraz de cordero cuando son depredadores. La única manera de que el líder demuestre que es así, que no es ardid ni un disfraz y que va en serio, es que lo mantenga en el tiempo. Si lo consigue es un ser humano auténtico, íntegro y todos confiarán en él, si no solo recibirá excepticismo y recelos.
¿Las personas cambian?
Tengo la certeza absoluta de que sí, pero hay que hacer dos distinciones. La primera es que no es nada fácil porque requiere muchísimo compromiso y el segundo punto es que, cuando se habla de cambiar no se habla de ser alguien distinto a quien se es, sino de sacar lo que tiene en su verdadera esencia. Si yo he nacido con una semilla de un manzano, puedo aspirar a transformarme en el mejor manzano y dar las mejores manzanas, pero no pensar que eso no es suficientemente bueno y quiera ser una secuoya. Ese cambios es absurdo e imposible.
¿Cómo se puede identificar la felicidad? ¿Está mitificada?
Tendemos a confundir lo que es el bienestar subjetivo de lo que es la felicidad. Lo primero es aquello que colma mis sentidos y la felicidad no colma los sentidos, pero sí el corazón, de manera que incluso en situaciones de muy poco bienestar subjetivo, una persona puede experimentar felicidad porque siente alegría interior, que se caracteriza por no caer en la impotencia, en la desesperanza. La felicidad es algo que depende mucho más de la persona que de las circunstancias en las que vive.