María Dolores Hernández se expresa con la misma facilidad y destreza con que usa la aguja para calar, que no es poca. A sus 72 años, esta teguestera de adopción sigue calando, y enseñando a hacerlo, con idéntica pasión que cuando aprendió el oficio de sus vecinas, cuando tenía apenas siete años, en su Orotava natal. En concreto, en el barrio de La Perdoma.

Con el recuerdo de sus maestras Arista Hernández y Juana "La Millita" en la memoria, María Dolores ha tenido la suerte de llevar este noble arte fuera de las fronteras de las Islas.

Con cariño recuerda uno de sus viajes a Cuba para enseñar a otras jóvenes interesadas en el calado, el mismo que profesa hacia aquellas alumnas suyas que con el tiempo también se han convertido en maestras del calado como ella.

Eso sí, cuando echa la vista atrás no deja de ver con cierta tristeza cómo ha decaído un oficio que requiere "muchas horas y mucha paciencia". "Antes había familias que vivían de esto; se exportaban los trabajos a Europa y a América, pero con el boom del turismo se dejó de calar", apunta esta maestra caladora, quien añade que, ahora, se hacen encargos de todo tipo, pero en cantidades muy bajas. "Esto va por modas", subraya.

Por ello insiste en la necesidad de apoyar este arte, de darles valor a las obras que se hacen y, por encima de todo, de que cuente con el respaldo necesario para que no se pierda, de tal modo que pueda ser un modo de vida para quienes quieran seguir practicándolo.

"Si no se implica gente más joven que vea en esto su trabajo es difícil", advierte María Dolores, quien precisa que a pesar de que, por los conocimientos que tiene, antes este era un oficio que lo practicaban también los hombres, ahora es casi exclusivo de mujeres. "Solo he dado clase a tres hombres", detalla.

Anoche, en Tegueste y coincidiendo con la celebración del Día Insular de la Artesanía, el Cabildo de Tenerife rindió un merecido homenaje a María Dolores Hernández por su trayectoria y compromiso con este oficio tradicional.

Por cierto, un reconocimiento que agradece pero que no servirá de nada, dice, si este patrimonio "no se defiende de otra manera".