Uno se pregunta si algunas sentencias judiciales que se están produciendo en los últimos tiempos en España tienen mucho que ver con la ideología de los jueces. Espero que si alguna vez me tienen que juzgar no lo haga un chiquito o una chiquita con la oposición recién aprobada que todavía no sepa que un juez es ciego, sordo y mudo, como la propia justicia. Y que no se tiene que dejar llevar ni por el rojerío nacional ni por el carquismo rampante, también nacional. Es decir, que sepa aparcar sus sentimientos y su ideología cuando instruya o juzgue a políticos y personajes públicos. O a ciudadanos con cierta notoriedad.

Está pidiendo el fiscal jefe de Las Palmas más celeridad a la justicia. Bueno está que lo pida, pero la celeridad, además de los medios que deben ponerse a su alcance y al de los jueces, depende de ellos, entre otros. na vez, en una declaración que tuve que hacer como imputado por un delito de opinión, observé el informe del fiscal, por cierto muy interesado en inculparme. Trabajó tanto que despachó la cosa en línea y media para adherirse a las tesis de quien me acusaba, un político. Le dije, delante de la jueza: "sted ha trabajado poco". Y me llamaron la atención, ante la consternación de mi abogado. Quiero decir que está muy bien que Luis del Río pida reformas, pero que los fiscales pongan su parte alícuota. De nada vale echarle toda la culpa a los demás.

En cierta ocasión, un responsable político de justicia, en Canarias, me dijo: "Tengo problemas con algunos jueces que no quieren colocar la bandera de Canarias en sus despachos, como está ordenado; sólo ponen la de España". Pues muy mal. Ya empezamos siendo sectarios, haciendo diferencias estériles y ejerciendo de godos. Esto no puede ser, porque yo no puedo confiar en un juez que no coloque mi bandera -que debería ser también la suya mientras esté destinado en Canarias- en su despacho.

Dentro de unos días, el magistrado en excedencia y ex fiscal general, hoy abogado en ejercicio, Eligio Hernández, impartirá una conferencia en el Ateneo, en la que hablará de lo difícil que es hacer hoy política de la forma en que están actuando jueces y fiscales. Me gustaría que una representación de ambos estamentos judiciales asistieran a esta charla del magistrado excedente; es decir, un excompañero.

Recientemente se ha dictado una sentencia incomprensible por parte de la Audiencia Provincial tinerfeña, confirmando casi en toda su extensión otra de un juzgado penal de Tenerife. En la sentencia de la Audiencia (que condena a exconcejales y funcionarios de Santa Cruz) se ignora reiteradamente la doctrina del Tribunal Constitucional. Y se abraza la del Supremo, que difiere. ¿Por qué? Lo que no puede ser es que en Cuenca un caso igual se juzgue de una forma y en Cádiz o en Tenerife y en Las Palmas de otra. ¿Por qué no se unifica la doctrina? Esto es lo que le tendría que preocupar al fiscal Del Río todavía más -que también- que la rapidez de la justicia, lenta y, por tanto, injusta.