Cinco autómatas, que son una evolución de la marioneta actual, con diferentes "cuerpos" y "sentimientos" son los protagonistas del espectáculo "Frágil", que la compañía murciana Onírica Mecánica pondrá hoy en escena, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Victoria de Santa Cruz de Tenerife. La entrada costará 8 euros.

Esta pieza de teatro muy visual, según Jesús Nieto, quien dota de alma a las máquinas fabricadas a partir de materiales de reciclaje por Raúl Martínez, "habla sobre que en los últimos cincuenta años la vida ha cambiado totalmente y ha habido un desarrollo tanto de la ciencia como de la tecnología. Frágil cuestiona si el desarrollo que hemos tenido, que ha cambiado tanto la vida, nos conduce a que seamos más felices. Trabajamos con autómatas que se mueven por el escenario, que nos sirven para hablar, precisamente, de la relación que tiene el ser humano con la tecnología y con las máquinas".

Los interrogantes que se plantean durante el montaje, que dura unos 45 minutos, dejan al espectador que responda según su criterio. "Lo que intenta es hacer un balance o un análisis de las cosas buenas por las que nos ha llevado la tecnología, y por otro lado también si verdaderamente esta tecnología y todo el maquinismo nos ha llevado a una impersonalización. En realidad, el espectáculo lo que hace es poner sobre la mesa los pros y los contras. Le pregunta al espectador si el progreso se tiene que detener en algún momento o si tiene que seguir adelante".

Las cinco máquinas que intervienen en "Frágil", verdaderas obras de ingeniería realizadas con materiales de desecho, aparecen en escenas diferentes, según el contenido de lo que se plantea en cada una de ellas.

"Las propias máquinas nos sirven para hablar, por ejemplo, de la evolución del maquinismo, de como sustituye el trabajo duro del hombre, o de los tiempos de la revolución industrial. Una de ellas está hecha con una máquina expendedora de comidas, de esas que le echas la moneda. Ha sido transformada de forma que se convierte en una máquina teledirigida".

También precisó que "cada una de ellas representa el desarrollo de los autómatas y la idea es dotarla de movimientos que se acercan a la forma humana. Hay uno que son dos brazos mecanizados que abrazan al protagonista y le tocan el pelo. Otro son unos pies que andan solos por el escenario y representa cómo se mueve el cuerpo de una persona mayor. A pesar de su apariencia de máquinas, tienen movimientos humanos . Hay también una especie de oruga y dos arañas que se mueven y caminan solas por el espacio. Son grandes. Miden 90 x 60 x 50 centímetros".

Estos seres mecanizados también sirven para hablar de la relación del ser humano con los miedos, "que han cambiado. Antes teníamos miedo a los monstruos, hoy a perder el empleo, de nuestra relación con la tecnología, los ordenadores, o de cómo la ciencia puede prolongar nuestras vidas".

Los autómatas, la luz, el sonidos y los vídeos que se proyectan, manejados por dos personas desde dos mesas, apoyan al actor que lee los textos y habla de su experiencia y aporta la relación humana con las máquinas. Al final, "la obra es una metáfora sobre la dura apariencia humana que esconde nuestra frágil naturaleza".

Jesús Nieto

componente de la compañía onírica mecánica