Los récords de Cristiano Ronaldo, la aparición de James Rodríguez, la consistencia de Toni Kroos, el brillo de "Isco" Alarcón o la lesión de Luka Modric han ocultado el inicio de temporada de Karim Benzema, goleador y asistente como nunca después de los primeros 18 partidos que ha disputado su equipo entre Liga de Campeones, Copa del Rey y Liga.

El delantero francés ha pasado algo inadvertido entre los escandalosos números del Real Madrid, que este miércoles, después de vencer 0-1 al Basilea, igualó su mejor racha de victorias consecutivas en partidos oficiales que establecieron Miguel Muñoz y José Mourinho en las temporadas 1960/61 y 2011/12. Los dos técnicos consiguieron una racha histórica de 15 encuentros ganados seguidos.

En Málaga, Carlo Ancelotti podría superar esos registros y alcanzar la increíble cifra de 16 duelos ininterrumpidos sumando todos los puntos. Pero, aparte de las "monstruosidades" de Cristiano y de las aportaciones clave de otros jugadores ya citados, Benzema tiene buena parte de culpa del buen momento del Real Madrid.

Su aportación está siendo más silenciosa que la del resto, pero, muchas veces criticado por su aparente indolencia sobre el terreno de juego o por la ausencia de ese olfato goleador que se le pide a un depredador del área, el delantero francés es clave. Sus números lo demuestran si se comparan con los de la pasada temporada y anteriores.

En total, Benzema este año ha participado en 10 partidos de Liga (ante el Elche estuvo en el banquillo y contra el Levante no fue convocado por un proceso febril), 5 de Liga de Campeones y uno de Copa del Rey. De 18 duelos posibles, ha estado en 16, ha marcado 12 goles, ha dado 6 asistencias y suma 1.230 minutos.

El año pasado, a estas alturas de la temporada, sus estadísticas eran menores. Participó en 16 partidos, marcó 7 goles y dio las mismas asistencias, 6, en un total de 1.170 minutos sin haber disputado ningún partido de Copa del Rey.

Ni siquiera en su mejor curso rozando el mes de diciembre hasta ahora en el Real Madrid, el 2011/12, tuvo unas cifras mejores. En aquellos días consiguió 11 goles entre Liga y Liga de Campeones. Tres años después, ha dejado atrás ese número.

Sin embargo, pese a que se encuentra en su mejor estado de forma en mucho tiempo, el camino de Benzema hacia sus mejores estadísticas no ha sido fácil. Esta misma campaña ha escuchado, como en varias ocasiones desde que llegó al Real Madrid, los silbidos del público del estadio Santiago Bernabéu.

Le ocurrió en el primer partido de la Liga de Campeones que el cuadro blanco ganó 5-1 al Basilea el 17 de septiembre. Aquel día rompió una sequía personal de 18 duelos sin marcar y lo hizo a lo grande, logrando el gol 1.000 del Real Madrid en competiciones europeas.

Pese a ello, el público merengue se despachó a gusto contra Benzema, silbado cuando fue sustituido, como días antes frente al Atlético de Madrid, testigo de lujo de las quejas del Bernabéu hacia su delantero.

"No pasa nada, lo más importante es ganar, yo no escucho nada. Estoy muy feliz por el gol número 1.000, juego para un gran club y sé que aquí hay mucha presión", dijo después del choque con el Basilea.

Esa presión no le ha afectado. Benzema ha sabido recuperarse. En algo más de dos meses, ha dado la vuelta a una situación incómoda y ha demostrado que es una pieza indispensable para Carlo Ancelotti, que si ayer igualó los registros de Mourinho y Muñoz fue gracias a su jugador mas que a Cristiano, autor del único tanto en Suiza ante el Basilea.

El portugués se aprovechó de la sexta asistencia que dio su compañero esta temporada, que con un cambio de ritmo imparable dejó atrás al lateral Philipp Degen para servir en bandeja al luso su diana número 71 en la Liga de Campeones.

La aparición del ariete francés dio tres puntos al Real Madrid, que firmó un encuentro gris pero efectivo. Fue Benzema quien aportó algo de luz a un equipo que no brilló como en otras ocasiones. Cristiano y Ancelotti se llevaron casi todos los halagos, sus registros no pasan tan inadvertidos como los de Benzema, que va como un tiro, a toda velocidad y está en su mejor momento.