Los últimos días han dejado en las Islas un aviso meteorológico por viento que ha terminado con desprendimientos, cortes de carreteras o cancelación de conexiones aéreas y marítimas. Pero también otra alerta, de tipo político, ha sacudido la actualidad regional: una borrasca procedente de La Palma que se ha estancado en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, en la calle Teobaldo Power, en el Parlamento de Canarias. Hay quienes barruntan un temporal en toda regla.

Ha sido la posible readmisión de los consejeros del Cabildo palmero -que pactaron con el PP y descabalgaron a CC de la primera institución de la Isla- la que ha situado el pacto regional en su peor momento desde que nacionalistas y socialistas se jurasen fidelidad hace ya tres años y cinco meses, en aquel acuerdo que costó unas cuantas semanas de negociaciones y que, por entonces, entendían "duradero" y basado en la "lealtad".

La pregunta es: ¿de qué color es la alerta? Quizá nadie tenga del todo claras las consecuencias que se pueden dar, a juzgar por las posturas diametralmente opuestas que se exponen desde uno y otro lado. Con grabadora delante o sin ella. Es el resultado de dos partidos divididos, con diferencias casi irreconciliables, en un caso, y de menor visibilidad -pero diferencias al fin y al cabo- en el otro. Desde un ala de CC sostienen que habrá pacto hasta el final; desde la otra, que esta alianza pende de un hilo. En el PSOE, igual.

Buen ejemplo de ello es el contraste Rivero-Ruano, la CC saliente y la entrante. El todavía presidente del Ejecutivo canario afirmaba el pasado jueves que confía en el secretario general del PSOE, José Miguel Pérez, y que de momento no ve ningún motivo para romper el pacto autonómico. A ello añadiría que espera que junto a su socio pueda seguir cumpliendo el compromiso adquirido hasta final del mandato.

Mientras tanto, José Miguel Ruano, secretario de Organización de CC, empezó el miércoles con tono crítico hacia la readmisión de los consejeros de La Palma, pero descartando rupturas. "No sería responsable teniendo en cuenta que estamos al final de la legislatura, que vamos a aprobar los presupuestos para 2015 y que el programa se desarrolla con normalidad", llegó a decir. Sin embargo, a medida que pasaban las horas sus consideraciones entraron en un "in crescendo" de gravedad. El jueves ya aseveró que el pacto atraviesa por "dificultades serias".

En sintonía con Paulino Rivero, José Miguel Pérez ha expresado su "firme determinación" de terminar su mandato tanto en la Dirección general del partido como en la Vicepresidencia del Ejecutivo autonómico; esto es, que de romper, nada. Paralelamente, el secretario de Organización socialista, Julio Cruz, sin decir demasiado y de forma elegante, vino a plantear que hay movida: "Si se reúne la comisión del pacto es porque hay problemas".

La solución, esta semana. Será en la Mesa de Seguimiento del Pacto y con miembro de Ferraz incluido. Como a los nubarrones les dé por descargar, tal vez el agua llegue hasta otros municipios.

Rojas versus Ruano

Mientras el pacto se tambaleaba, la consejera de CC Inés Rojas y el presidente del grupo nacionalista, José Miguel Ruano, también tenían sus diferencias. En una confusión, Rojas resucitó al doctor Gregorio Chil y Naranjo (dijo en el pleno del Parlamento que estaba en contacto con él), lo que le costó las críticas de su compañero de partido. Ruano manifestó que le parecía más grave que Rojas mintiese que el hecho de no saber quién era el insigne teldense. La consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno de Canarias no se calló. En la Cadena Ser señaló que se siente "indefensa", y lanzó un misil: "Después no somos igual de contundentes cuando otros compañeros tienen otro tipo de problemas, que quizá puedan ser bastante más graves, como imputaciones y demás, en las que sí hemos visto al presidente del grupo parlamentario defender".