Una mañana como la de hoy de hace seis años el pueblo marinero de San Andrés despertaba con sobresalto. Uno de sus hijos, Guillermo Cruz Cabrera, "Memo" para todos, había muerto durante la madrugada tras una confusa pelea. Su cuerpo cayó en un lateral del simbólico Castillo derruido frente a la avenida. Ni el tiempo transcurrido ni el devenir cotidiano han conseguido borrar la huella de una persona muy querida en su barrio y en todo Anaga. "Me acuerdo de él todos los días", valora Gregorio Reverón, directivo de la AV El Pescador y padre de la que era pareja del fallecido, Desiré.

"Memo vivía con nosotros, en mi casa", añade Goyo para concluir emocionado: "Mi hija se ha ido recuperando poco a poco, no puede ser de otra manera, pero siempre está viva su memoria y estos días son complicados".

Dos son los puntos del pueblo en los que se mantiene vivo como el primer día el recuerdo de quien tenía 34 años cuando murió. Por un lado, el lugar donde cayó mortalmente herido: el Castillo. El pasado viernes, pese a la lluvia y el viento, no faltaron a su cita los anónimos que decoran con fe casi religiosa el altar montado junto a las viejas piedras. Fotografías, textos, poemas, mensajes... Todo un microcosmos dedicado a Memo en el que nunca faltan las flores frescas. Ni siquiera un día gris, lluvioso y triste como ese.

El otro punto de referencia es más frío e institucional, un homenaje de su pueblo y de su ciudad, Santa Cruz. En marzo de este mismo año, en una jornada repleta de emociones y en presencia de las primeras autoridades municipales, se dio el nombre de Ramón Guillermo Cruz Cabrera, Memo, a la plaza anexa al Infobox. Un recuerdo para siempre.

La luces y las sombras de la vida de Memo, como las de cualquier ser humano, son ahora lo de menos. Aunque algunas salieran a la luz durante el proceso para juzgar a sus agresores, la figura se ha mitificado, tanto como para casi personificar al hombre de Anaga, noble y apegado a su espacio y a sus costumbres.

Pero su gente no se acerca al mito sino al hombre. Seis años después, Memo sigue vivo en el recuerdo de los suyos. De su madre, Sinda, de sus hermanos, de su pareja, de sus muchos amigos y, sobre todo, de su querido pueblo. "No estamos todos, falta Memo".

Un proceso decepcionante

El proceso judicial por la muerte de Guillermo Cruz Cabrera tuvo un resultado decepcionante para la familia del fallecido. En el banquillo de los acusados se sentaron tres procesados a los que el abogado de la acusación particular llegó a pedirles 25 años de prisión cada uno por delitos de asesinato. Los acusados fueron Moisés Tarek Afonso Aguilar, su hermano Jonathan y Tahuco Santos Febles. Sin embargo, ya desde primera instancia tal acusación no se estimó. Al final, en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife únicamente Tarek fue considerado culpable de propinar un puñetazo a Memo y condenado a cinco años de prisión por un delito de homicidio imprudente. La sentencia fue absolutoria para Jonathan y para Tahuco. La sensación de decepción y rabia por parte de los familiares de Guillermo fueron más que evidentes. Las fuerzas de seguridad consideran que Tahuco es una persona vinculada con la comisión de diferentes actividades delictivas, entre ellas la del robo con violencia e intimidación de droga a otros traficantes. De hecho, hace pocas semanas estuvo sentado en el banquillo, junto a otras 18 personas, en un proceso en el que se juzgaban delitos por narcotráfico o blanqueo de capitales, por ejemplo.