Peligrosa dinámica la del Tenerife, que lleva cuatro jornadas sin ganar y, en las tres últimas, sin anotar un solo gol. La realidad es que, después de 15 jornadas, está metido en puestos de descenso y lejos de la imagen de competitividad que debería reflejar a estas alturas. Puesta por delante la situación, ayer no mereció perder en el Ángel Carro. Creó más y mejores ocasiones que el Lugo, se sobrepuso a 30 minutos en inferioridad numérica y encajó el tanto de la derrota de la forma más cruel: cuando dominaba claramente la situación y obra del tinerfeño que milita en el rival: Iriome. Queda una variante por explicar que no tuvo poca trascendencia en el encuentro: el árbitro. Su actuación fue lamentable. Casero como pocos en el reparto de tarjetas, tuvo una actitud chulesca durante los 90 minutos para redondear una actuación que perjudicó en dos acciones al bando visitante: la segunda amarilla a Aridane y el córner que desembocó en el 1-0. Porque no fue falta el choque de cabezas en el que resultó expulsado el grancanario (48''). Ni córner la jugada en la que se le escapó fuera la pelota a Dalmau, que incluso ya corría hacia su campo para defender el siguiente ataque canario. Hasta ese fatídico minuto 86 no le había salido mal el planteamiento a Álvaro Cervera, que volvió a sus orígenes y revolucionó el once inicial con tres modificaciones de entidad. Volvieron Albizua y Aridane y tuvo su alternativa Cristo Díaz, en detrimento de Quique Rivero, después de sus buenos minutos de la semana anterior ante el Mallorca. El dibujo se mantuvo: un 4-4-2 con Ricardo en la banda izquierda, Guarrotxena en la derecha y Suso como delantero. En los primeros 45 minutos, todo fue según lo previsto. Basta con observar la cantidad de remates gallegos en ese tramo: uno. Fue un cabezazo de Samu a la salida de un córner (15'') que se marchó por encima del larguero. Y también con palpar la incomodidad local para sacar la pelota jugada, algo irrenunciable para Quique Setién, y que le generó más de un quebradero de cabeza. En uno de los errores (José Juan y Víctor Marco), Aridane robó y cedió a Suso, que disparó blando (16''). Poco después, Guarrotxena se plantó ante el portero contrario, que le quitó el balón del pie derecho cuando se disponía a rematar (16''). Eran los peores minutos del Lugo, que volvió a errar en el origen del juego para regalarle otra posibilidad a Suso. Esta vez su disparo fue despejado por José Juan a córner (19''). Desatado el pánico en el Ángel Carro hubo hasta tímidos silbidos a continuación. El partido se estabilizó. Sin ritmo, el cuadro rojiblanco fue demasiado previsible para hacerle daño al Tenerife. Antes del descanso, Carlos Ruiz intentó sorprender a José Juan desde el centro del campo y a punto estuvo de conseguirlo (35''). Fruto de una mayor intensidad, David Ferreiro probó pronto a Carlos Abad-Hernández en la reanudación (48''). Fue justo antes de que Lesma López se inventara la segunda amarilla a Aridane. Con 42 minutos por delante, vía libre para el Lugo y una tortura para los blanquiazules. Aunque las perspectivas no eran halagüeñas, el miedo se fue disipando y los minutos pasando. Con dos líneas de cuatro bien juntitas y Suso por delante, el Tenerife se defendió como gato panza arriba. De poco le sirvió a Quique Setién acumular hombres de ataque (entraron Valle y Luis Fernández) porque a los suyos se les bajaba la persiana a la hora de dar el último pase. Con 20 minutos por delante, Cervera sustituyó al cansado Guarrotxena y dio entrada a Maxi Pérez. Ubicó al argentino como delantero y Suso pasó a la derecha. Ya había entrado Cristo Martín, que disparó desde la frontal (76'') para dar un aviso a José Juan de lo que estaba por venir. Cuando se produjo la expulsión de Samu, quedaban 12 minutos. Es verdad que el Tenerife acumulaba más cansancio. Pero también que el Lugo había vaciado su centro del campo. Eso le llevó a perder el control hasta el punto de que se sucedieron las opciones visitantes para adelantarse. El portero local se erigió entonces en el héroe del partido. Después de que el larguero rechazara un fuerte chut de Ricardo, Carlos Ruiz se topó con José Juan (79''). Luego sacó un gran disparo de Cristo Martín (81''). Se mascaba el 0-1. Y cuando menos creía la afición local en la victoria, llegó el tanto de Iriome. Así de cruel para el Tenerife.