El Festival Internacional del Cuento de Los Silos vuelve a contar este año con una invitada de excepción, sin menospreciar al resto de los convocados claro está. Se trata de la escritora y poeta ecuatoriana Rosalía Arteaga Serrano (Cuenca, Ecuador. 1956), que fue Presidenta Constitucional de Ecuador durante varios días del año 1997, además de vicepresidenta, viceministra de Cultura y Ministra de Eduación en su país natal. Hoy presentará su obra "La princesa Martina y el chip de los idiomas", que ha sido publicada por Diego Pun Ediciones, además de participar en el ciclo "Tresillos de cuentos", en los exteriores del Ayuntamiento de Los Silos, y ofrecer varias conferencias, una ante los reclusos de Tenerife II que contarán sus cuentos en el encuentro silense, y otra ante los estudiantes de la Universidad de La Laguna que participan en este evento, entre otras actividades.

¿Qué la ha animado a participar de nuevo en el Festival Internacional del Cuento de Los Silos?

Estuve el año pasado y me pareció una experiencia fantástica, con la posibilidad de tener participando a todo el pueblo y escuchar en los tresillos a los contadores de cuentos, que están por todos los lados, entusiasmando a la gente y animando a la lectura. A mi me fascina la lectura y me encanta escribir, entonces en Los Silos me encuentro como pez en el agua. Por eso he regresado y por la cálida invitación que me han cursado sus organizadores.

¿Cuál es el tipo de historias que le gusta contar, qué quiere transmitir con ellas. De qué hablan?

El año pasado comenté una historio sobre el secreto de una princesa. Estoy escribiendo literatura infantil y este año he tenido la suerte de que uno de mis cuentos, "La princesa Martina y el chip de los idiomas", ha sido editado por Diego Pun Ediciones, y va a lanzarse como una primicia desde aquí a todo el mundo. Es una princesa un poco moderna y salida del contexto de los príncipes. También voy a participar con la narración de cuentos, no solo para niños, sino también para adultos. Los que he escrito son bastante en prosa poética. Diría que mis historias pretenden rescatar la fantasía, el gusto por la lectura, hacer que la imaginación se desborde y que podamos tener los horizontes más amplios.

¿En esta sociedad tan fría y tecnificada, que papel cumplen los cuentacuentos o narradores?

Un papel fundamental, porque tenemos una sociedad tecnificada con grandes perspectivas. De hecho, las ciencias se desarrollan hacia la creación (...). Así que también en este mundo, que puede ser frío y deshumanizado, tenemos la capacidad de que a los seres humanos que sueñan, sienten y que vibran, les podamos transmitir esas sensaciones los demás.

¿De dónde le viene su afición a contar cuentos?

Siempre he sido aficionada a contar cuentos e historias a otros niños primero, y después a mis hijos, mis sobrinos y ahora a mis nietos. Me gusta mucho contar historias.

¿Qué cambia en usted de escribir sobre papel a narrar a viva voz?

Creo que uno siente cuando lo está diciendo a viva voz un mayor compromiso que cuando lo escribe. Cuando escribo no pienso cuál va a ser la reacción que va a tener el lector. La ventaja cuando lo cuentas a viva voz es que puedes observar esa reacción inmediatamente. De todas formas, la escritura es una mediación y en este caso lo estamos haciendo de manera directa.

¿Hasta qué punto sus historias se basan en experiencias personales?

Algunos libros míos son totalmente autobiográficos, por ejemplo escribí un libro en prosa poética sobre mi hijo Jerónimo, que tuvo síndrome de Down y murió muy pequeñito. Fue como una catarsis personal, pero también quería compartirlo con otras personas por circunstancias especiales. Ha sido traducido a varios idiomas y es absolutamente una vivencia personal. Escribí también un libro sobre mi experiencia política, que se titula "La Presidenta", en donde narro la situación política de mi país, que es Ecuador. Tengo otros libros, como "Hábitos nocturnos", que es una fantasía que tiene algún viso de realidad. Ahí estoy hablando de dentistas y vampiros. Tal vez ahí lo que se puede vislumbrar es que tengo pánico a los dentistas. En todo caso hay otros libros que son la imaginación, pero siempre hay algún vínculo con la realidad.

¿Fue presidenta de Ecuador durante unos días, no le parece buen argumento para un cuento?

Sí es buen argumento para un cuento, pero yo ya escribí la historia completa, no en forma novelada, pero sí en forma muy testimonial.

¿Cómo es la tradición cuentística en Ecuador. Qué destacaría?

Yo diría que en Ecuador tenemos muy buenos novelistas y poetas, que son los que han adquirido una mayor repercusión tanto nacional como internacional. Hablemos de aquel boom que existió en algún momento de la literatura indigenista, hablando de la situación indígena. La obra más conocida es "Huasipungo", de un autor ya fallecido, Jorge Icaza. Estamos hablando de novela y también de grandes poetas como Jorge Carrera Andrade o Gonzalo Escudero, entre otros muchos. Hay autores modernos, pero diría que con menos repercusión que los anteriores. Sí tenemos en los últimos tiempos autores dedicados a la literatura infantil, como Edna Iturralde o María Fernanda Heredia. La mayor parte son mujeres curiosamente.

¿Está presente la cultura indigenista en sus cuentos?

No en los cuentos, pero en la poesía sí. En lo que está por salir el próximo año, hay poemas que se refieren a la tradición, inclusive al lenguaje indígena, que tienen que ver con las palabras que usamos todavía aquí coloquialmente. Sobre todo en la parte andina del Ecuador, que compartimos con Perú y Bolivia y parte con Colombia. Hay palabras en quichua que todavía usamos coloquialmente y que en mi caso me sirven para construir poesía.

¿Qué papel juega la improvisación en sus narraciones orales?

¡Ah!, juega un gran papel. Yo creo que ninguna narración es exactamente igual a otra por más que la hagamos en el mismo día, siempre hay algo nuevo que uno le puede aportar, que puede ser la gestualidad, el tono de voz y, por su puesto, las historias.