Reconoce que los últimos días han sido "muy duros", tras el repunte en agresiones y asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, y que el sufrimiento que se les está causando a los hijos obliga a realizar "modificaciones legales urgentes para protegerles". La presidenta del Observatorio de la Violencia de Género, María Ángeles Carmona, pide más implicación a los operarios judiciales y que aprovechen "más y mejor" los medios telemáticos disponibles, como las pulseras de control, que defiende a ultranza.

¿El órgano que preside es independiente? ¿Quién la nombró?

El Observatorio se creó en 2002 y está presidido por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el presidente siempre ha de ser un vocal de éste. En este caso fue el Consejo el que ha delegado en mí para presidir el Observatorio que, a su vez, está formado por los Ministerios de Sanidad e Igualdad, Justicia e Interior.

¿Por qué hay tantas órdenes de protección y se utilizan tan poco los dispositivos telemáticos?

Tiene razón, porque son herramientas muy eficaces, la prueba es que hasta ahora no ha habido ninguna agresión grave ni ningún asesinato cuando el agresor tenía un dispositivo de estos. En toda España hay alrededor de 700 dispositivos en uso, cuando los disponibles son 3.000, por lo que desde el Consejo estamos dando formación a todos los operadores jurídicos para que se soliciten más.

¿Por qué no termina de cuajar?

No lo sabemos, pero sí hemos comprobado que cuando se suelen ordenar es cuando ya ha habido quebrantamientos.

¿Qué responde cuando oye que da igual lo que se haga, que si un hombre quiere matar a una mujer, lo hará?

La instituciones tenemos la obligación de proteger a la víctima de la manera que sea. No podemos permitir que una mujer que haya denunciado muera asesinada y si no ha denunciado tampoco. Nosotros recordamos que es imprescindible la denuncia para poner en marcha los mecanismos de protección y por eso insistimos tanto. Esa es la salida. Estas conductas no pueden quedar impunes y silenciadas porque son delitos muy graves.

¿Cómo explica que muchas mujeres vuelvan a convivir con el agresor, que retiren la denuncia o que se nieguen a declarar?

Es cierto que el 12 o el 13% de las mujeres retira la denuncia y vuelve con él y hemos detectado que con ello se eleva mucho el riesgo. Por eso buscamos que la mujer esté en todo momento acompañada, desde que interpone la denuncia, para que sepa qué riesgo corre si da marcha atrás. La mujer cuando está inmersa en el círculo de la violencia vive momentos de explosión por la tensión acumulada y luego de arrepentimiento y es en ese momento, cuando lo perdona, cuando corre más riesgo su vida porque el agresor se vuelve más fuerte y puede utilizar aún más mecanismos de dominación. En este momento son las personas que están alrededor de la víctima, no solo sus familiares y amigos, sino el forense, el amigo, la trabajadora sociales, etc... quienes tienen que informarle de todos los derechos que la amparan y de los riesgos que corre para sepa y se sienta segura y continúe con el procedimiento. Es muy duro porque la mayoría no quiere que su pareja o expareja vaya a prisión sino que no la vuelva a agredir.

Ahora la violencia de género se practica dañando a los hijos...

Efectivamente. Estamos viendo que cada vez hay más menores de edad asesinados por causa de violencia de género porque lo que se busca es infligir el mayor dolor posible a la mujer. La visibilización de esta situación, a través de la estadística, está siendo muy importante porque ya se ha planteado un cambio legal.

¿Por qué tantos maltratadores se suicidan después de matar?

No hay un estudio forense al respecto, pero lo que sí sabemos es que eso no conlleva que el agresor tenga algún tipo de desorden o enfermedad mental. Están en sus plenas facultades y no sabemos por qué planifican quitarse la vida después de atacar a la mujer.