Dirige la Fundación Mujeres por África, presidida por María Teresa Fernández la Vega, y reconoce que aunque pueda parecer chocante que una asociación con este nombre la gestione un hombre, defiende a ultranza la igualdad de sexos y se siente orgulloso de pertenecer a este proyecto al que el ébola ha obligado a replegarse en Liberia y Sierra Leona.

Dirige una organización para el desarrollo de la mujer, pero usted es un hombre...

(Se ríe) Las mujeres son una parte fundamental de la sociedad en el ámbito público, económico y no solo del hogar. Son igual de necesarias para el avance de la sociedad. Si la lucha por la igualdad de sexos se les deja solo a las mujeres sería un grave error de planteamiento porque los hombres tenemos que acompañar y estar mano a mano trabajando en esa tarea conjunta.

Desde su experiencia, ¿cree que eso se cumple?

Siguen siendo mayoritariamente las mujeres las que buscan la igualdad y las que trabajan y luchan por ella de una forma más decisiva, y tengo que decir que eso se nota incluso en nuestra Fundación, donde son mayoría. Pero es necesario que cada vez más hombres se involucren y crean en esto y trabajen para ello. Habría que hacer mucho más a favor de las mujeres, pero quizás es que haya que concienciar y movilizar más a la población.

Hablemos del ébola. A su juicio, ¿qué papel ha tenido y tiene Canarias?

En la experiencia de Mujeres por África, debido a los proyectos que teníamos en marcha en Liberia y Sierra Leona, tengo que decir que el papel ha sido importantísimo. En Monrovia teníamos uno proyecto conjunto con San Juan de Dios, en donde teníamos un hospital que se vio muy duramente afectado. Allí trabajaba el padre Miguel Pajares y mucho personal sanitario que se infectó y que murió. Fue una catástrofe y se tuvo que cerrar temporalmente. Hablamos de muy al principio de la crisis, cuando no había tanta repercusión mediática como luego hubo, y lanzamos toda una operación para ayudar a las autoridades sanitarias liberianas y al personas hospitalario para protegerse mejor del ébola. En ese llamamiento la respuesta más generosa y comprometida fue la de Canarias.

¿A qué se refiere?

A que la ayuda que llegó de Canarias se situó a una distancia sideral a la que llegó del resto de zonas, gracias al Gobierno autonómico, a los hospitales y a numerosas entidades. Tuvo mucha importancia el hecho de que el puerto de Las Palmas se está convirtiendo en una base logística de primer nivel para África, sobre todo en su parte occidental. Se hizo un esfuerzo colectivo que función a la perfección.

¿Ese apoyo qué permitió?

Pues trasladar a la capital de Liberia y también a Freetown unos cargamentos de material sanitario de carácter preventivo para impedir los contagios que, en el caso del ébola el riesgo es muy elevado y, sobre todo, en el ámbito hospitalario.

Hay mucha confusión con el ébola, ¿está remitiendo o sigue propagándose?

Seguir sigue. Ha habido un momento en el que hubo un relativo descenso en la frecuencia del contagio, al menos en Liberia, pero ha habido un rebrote en Sierra Leona. Desde luego controlado no se puede decir que esté. Se ha intervenido de una forma tardía y ahora que Naciones Unidas a comenzado a coordinar el asunto y la Organización Mundial de la Su se ha sumando y va mejor.

¿La Fundación sigue trabajando en primera línea?

En Liberia nos tuvimos que retirar porque no había manera de actuar y faltaba material y personal, pero ahora ha vuelto un médico para prestar asesoramiento al gobierno y al hospital para que pueda volver a abrirse y centrarse en salud materno infantil y, en cuanto podamos, mandaremos más personal para reanudar el proyecto.

¿El resto de proyectos siguen en marcha?

En los países en los que no hay ébola, por su puesto. En cualquier caso todos nuestros proyectos están enfocados a resaltar el papel de la mujer en varias direcciones: salud, educación básica, formación media y superior, acceso al empleo y a la emprendiduría.