El Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) ha visto lo que la mayoría, o todos, de los palmeros aventuraba incluso desde que se inauguró la nueva terminal: la escasa rentabilidad de las obras realizadas en el aeropuerto de La Palma.

Los auditores de la UE examinaron veinte aeropuertos financiados por la UE en Estonia, Grecia, Italia y Polonia y España que recibieron más de 666 millones de euros entre 2000 y 2013 de los fondos de cohesión y para el desarrollo regional, "sin generar los resultados esperados". Uno de ellos fue precisamente el aeródromo de Mazo. En algunas de las instalaciones comprobaron que estaban demasiado próximos entre sí, mientras que determinados proyectos de construcción, como ocurre con el palmero, eran demasiado grandes para el correspondiente número de aeronaves y de pasajeros.

"Constatamos que algunos aeropuertos no eran rentables a largo plazo, otros estaban infrautilizados y varios no se utilizaban en absoluto", informó al respecto George Pufan, miembro del tribunal responsable del informe.

El mismo documento apunta también "la escasa rentabilidad de los trabajos de ampliación del aeropuerto de Fuerteventura", donde se invirtieron 21 millones de euros de la UE para la ampliación de una terminal. En este caso, se preveía para 2015 recibir 7,5 millones de pasajeros, cuando en 2013 registró 4,3 millones. Algo similar sucedió con las obras para ampliar la capacidad de la infraestructura aérea de La Palma, que costaron 36,4 millones de euros, de los que 17,1 eran a cargo del presupuesto UE.

Como ejemplo de inversión poco rentable, o prácticamente nula, el TCE advierte en el caso español de que "en el aeropuerto de Madrid, el coste estimado real es de 32 euros por pasajero, mucho más elevado que el previsto de 19 euros", mientras que ese coste es el doble del proyectado en los de Fuerteventura, Burgos, Murcia, La Palma, Badajoz y Córdoba.