Dice que cuando no hay amor por el teatro su profesión no es demasiado distinta a la de un vendedor de máquinas de coser o de aceitunas. Tan directo y ocurrente como de costumbre. Así se mostró ayer Jaime Azpilicueta en la presentación del musical "Jesucristo Superstar", un título que se programará en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife del 26 al 30 de diciembre.

Cristóbal de la Rosa, consejero del Cabildo de Tenerife responsable del área de Cultura, lo señaló como el culpable directo del lío que aún está por resolver: "Jaime fue quien nos empujó a todos a meternos en este berenjenal", dijo en un tono irónico en el que se apreciaba con nitidez un agradecimiento. Seis funciones en cinco días obrarán un milagro que parecía haber quedado sepultado por una crisis que no termina de espantar a sus fantasmas. Y es que la tradición de un musical navideño en el Auditorio estuvo en riesgo de desaparecer a mitad de 2014.

Azpilicueta no es el Moisés que Ridley Scott obligó a partir un mar en dos en "Exodus: dioses y reyes", pero sí tiene algo de milagrero. "Aquí están los mejores", avanza el creador sobre un elenco artístico cien por cien canario. "Muchos seguro que estarán pensando que sin medios económicos, sin un reparto rutilante y sin grandes desarrollos escénicos este musical no tiene lo que tiene que tener un gran espectáculo, pero se equivocan. Esas dificultades no han sido una merma porque aquí encontramos un equipo de trabajo increíble que está dando todo lo que tiene y más para llegar a la excelencia... Estoy convencido de que ni una sola persona que venga al Auditorio volverá a casa diciendo que este Jesucristo Superstar no vale la pena verlo", vaticinó antes de ceder el turno de palabra a Julio Awad, director musical de la obra, del que dijo que "en Europa no hay otro profesional de este género mejor que él".

Awad, que delegará la dirección de la orquesta durante las funciones en Francis Hernández, desveló que "los ensayos están durando más de 12 horas, pero los resultados se están viendo día a día", reconoció sin restar ni un miligramo de importancia al crecimiento de un show que tendrá como protagonista al tinerfeño Jadel. "Jaime se la jugó conmigo porque yo no estaba convencido de tener un sitio en esteJesucristo Superstar, pero me armé de valor y ahora sé que este es el proyecto musical más ambicioso que he acometido hasta el momento", admitió segundos antes de que Azpilicueta volviera a inyectar una dosis de moral a los artistas. "Saldrán de las funciones deslumbrados... Si pudiera me los llevaba a todos a la Gran Vía, pero yo no puedo privar de tanto talento a los tinerfeños. Mejor será que el público los disfruté aquí y que sea yo el que tenga que volver cada año", concluyó un director que en una semana sabrá cómo empieza esta aventura.