Valentía.Sostuvo que ni el paro ni la pobreza son los principales problemas de Canarias, sino el resultado del mal funcionamiento del sistema. Bravo. Se desmarca porque puede, porque no es cómplice del Gobierno ni está atada por el pacto. Habló de una política económica de largo plazo y de mejorar el marco institucional, de simplificar leyes y de corregir malas prácticas. Denunció el victimismo sustentado en la falacia de la ultraperiferia, la voluntad de acabar con la economía sumergida y de renegociar el REF de inmediato, para contrarrestar la tibieza continuista del nuevo texto. La candidata lo tiene claro, por ósmosis o por reflexión propia, y trabaja ya con valentía en un programa inédito, derecho a la raíz del problema.

Vehemencia. En su discurso, si consigue enfocar el tema y no caer en las provocaciones estériles del ministro Soria con la trampa del petróleo. Si consigue defender para Canarias un REF fiscal que no solo premie la inversión, sino que beneficie también a las personas, un REF económico que se cumpla, bastaría con que el Estado acate la inversión media para infraestructuras y servicios esenciales. En definitiva, pelear por un REF que disponga de un elemento diferencial suficientemente potente para salir del hoyo y que se consolide en la nueva Constitución española, esa que ya está a punto, como fuero inamovible. Vehemencia, sí, en altas dosis para ser escuchados, de la que adolecemos los canarios, tan cómodos en nuestro papel de medianeros. Y es que para pedir socorro hay que gritar y agitar los brazos.

Entereza. Para soportar la presión del "lobby" cuando le meta mano a la sanidad, por ejemplo, mande a auditar las listas de espera, intente desmontar el proceso de designación de los comisarios del politburó que las manejan a su antojo y salte la sorpresa. O cuando pretenda fomentar la implantación de energías limpias de una vez por todas y los damnificados se defiendan. O cuando invite a la comunidad educativa a innovar para subir el nivel de la formación de los canarios como apuesta irrenunciable para ese largo plazo. O cuando haya que resolver el problemón de la basura doméstica, junta o separada, acumulada en enormes tongas pendientes. Entereza para acabar con la cultura clientelar del "qué hay de lo mío", que se la lleven consigo todos estos que se jubilan ahora, en favor del interés general.

Convergencia. Quiera o no quiera. Porque su contrincante también se desmarca porque también puede. Clavijo aboga por eliminar la COTMAC, la comisión que fiscaliza la ordenación del suelo, quizás para acabar de una vez con el paradigma de burocracia e intervención pública en grado sumo; renuncia "motu proprio" al anillo único, el que los gobierna a todos, la fuente del poder de CC cuando recalificar movía enormes cantidades de dinero. Ahora (antes también) la burocracia dificulta la actividad económica: ahí están las consecuencias de los fallos en el marco institucional; ya se enteraron, al fin supieron leer las señales. Moderado optimismo porque veremos a los candidatos converger en las cuestiones de fondo, también al del PP cuando se dignen, no por convencimiento ni estrategia, sino porque no les va a quedar otra: converger o caer en los brazos del absentismo o del populismo bolivariano.

Imaginación. Ideas para la candidata. Para erradicar mucha economía sumergida bastaría con permitir que las facturas de los servicios profesionales y de las obras de reforma pudieran ser deducidas en el IRPF. Para permitir el comercio electrónico habría que acabar con la aduana, es decir, acabar con nuestro impuesto indirecto y acoplarnos al sistema general de la UE. Al origen, de acuerdo, con visión de largo lazo, perfecto. Pinta bien 2015, se percibe otro espíritu. Ya sabe, desmárquese usted también y sea feliz.

pablo@zurita.es