Coctelera sonora en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife. Esa será la línea de salida de la última cita del Festival de Músicas Mestizas y + (MUMES) que esta tarde, a partir de las 19:30 horas, reunirá en el salón de actos de la entidad ubicada en el número 43 de la calle Castillo de esta capital a los intérpretes Arístides Moreno, Hermanos Thioune, José Domingo y Dj Dab Maia. Defensor de un rock psicodélico que no oculta su afición por experimentar con otros géneros, José Domingo consiguió con la publicación de "Almería" subir varios peldaños de golpe en los índices de popularidad nacional. "A todos nos gusta mirar a los demás desde arriba, pero hay que cuidar el producto y los ideales. Igual el éxito tarda en llegar, pero ganas en libertad", dice un cantante que se estrena en Tenerife.

¿Qué supone para usted participar en una cita de este perfil?

A mí me parece fundamental que existan este tipo de festivales porque al final lo que prevalece es la cultura y no la procedencia de las personas que participan en este cruce de caminos porque ahí, al margen de las particularidades de cada músico, es donde surgen las mezclas importantes. El MUMES ofrece a los espectadores una visión poliédrica en la que pueden convivir muchas variantes musicales.

Moverse en una órbita artística que está alejada de lo más comercial es una aventura, ¿no?

Eso depende mucho de a quién se lo preguntes. Yo creo que casi todo el mundo te diría que sí... Lo importante es que haya ganar por hacer cosas porque lo otro, lo de si es más o menos comercial, no depende del artista. Un creador no puede proyectar un camino que normalmente construye el público, pero sí le puede poner su alma en lo que está haciendo para que el resultado final se aproxime al deseo de tener éxito. Los artistas intentamos aportar la belleza y el mercado los resultados.

¿Pero al final el mercado coloca a cada uno en su sitio?

Desde mi punto de vista el marketing es importante, sobre todo, cuando hay que proteger a una propuesta que está vacía de contenido o se mueven por efecto de una moda. El mercado es decisivo, pero no para alcanzar un reconocimiento masivo, sino para que tu nombre suene cada vez más. Sin él es imposible progresar.

¿Cómo vendería su música a las personas que aún no hayan tenido la oportunidad de escucharla?

En el caso de "Almería" me he dejado llevar por las influencias más cercanas. Yo siempre estuve pisando una base más anglosajonas que están conectadas con el pop-rock, pero ahora estoy haciendo lo que me sale... En ese sentido, sí que intenté acercar lo que son mis raíces culturales al repertorio. En mi música no hay una fórmula predeterminada; el eje creativo es mi entorno social.

¿Sorprendido por el respaldo que ha tenido "Almería"?

Me ha sorprendido gratamente. Los artistas, al menos en mi caso, no somos tan intuitivos como para ver hasta dónde puede llegar un disco cuando todavía están en un estudio de grabación. Una vez ya has leído las primeras críticas y ves que los conciertos funcionas sí que eres capaz de medir la pegada del golpe. Este disco me ha cambiado la vida para bien... A todos nos gusta mirar a los demás desde arriba, pero hay que cuidar el producto y los ideales. Igual el éxito tarda en llegar, pero ganas en libertad

¿Ese buen momento supone la confirmación de que los pasos que ha dado en el pasado iban en la dirección adecuada?

"Almería" me ha aportado una gran alegría y, sobre todo, me ha llevado a lugares en los que aún no había mostrado mí música. El caso del MUMES es un ejemplo de esa apertura. Esta felicidad es la que me permite estar trabajando a gusto, aunque no sea el estilo que mejor se adapta a mí. Confiar en lo que haces es crucial a la hora de experimentar con nuevos lenguajes.

¿Es uno de esos creadores que cuida los pequeños detalles de una producción?

Lo que no me gusta es presentar un disco de cualquier manera y sin trabajarme unos mínimos de calidad a los que únicamente se puede llegar con esfuerzo. Yo, por ejemplo, me trabajo los videoclip porque, entre otras cosas, persigo que la gente que tiene acceso a mi trabajo pueda decir. ¡Ostias, este tío no hace cualquier cosa!

¿Hasta qué punto la situación cultural condiciona ese proceso?

Es obvio que existe un choque entre creadores y políticos, pero esa no es una situación novedosa porque nunca nos han tratado bien. La crisis y el IVA han destruido un sector que vive en medio de una gran incertidumbre. Eso no significa que no haya que protestar por algo que nosotros entendemos que no se está haciendo bien. Supongo que cada artista tiene su punto de vista y, por lo tanto, tiene razones de peso para estar más o menos satisfecho por cómo le están saliendo las cosas. A mí no me va mal del todo, pero es evidente que la cultura está muy pisoteada; nos lo están poniendo imposible.