Un experto en tratamiento de trastornos adictivos considera que España tiene como "asignatura pendiente" la implantación en los colegios de programas de prevención de la adicción a las drogas, el alcohol o las nuevas tecnologías, cuyos consumos abusivos afectan a gente cada vez más joven.

Augusto Zafra, psiquiatra y director de la Clínica de desintoxicación Ivane del Hospital NISA-Aguas Vivas de Carcaixent (Valencia), afirmó en una entrevista que la adicción es una enfermedad que afecta al cerebro y puede llegar a modificar su estructura y funcionamiento, por lo que es necesario prevenirla y tratarla para evitar daños irreversibles.

Según Zafra, recientemente galardonado con el Premio Mediterráneo Excelente 2014, a las "adicciones estrella" de drogas como la cocaína, el cannabis o del alcohol, se unen otras "emergentes" como la denominada "droga caníbal" o alucinógenos sintéticos.

Existen otros enganches "comportamentales" como la ludopatía, adicción al trabajo, a las compras compulsivas, a las relaciones emocionales tormentosas o a las nuevas tecnologías y redes sociales, según el experto, que dice que las personas con mayor riesgo son las que tienen baja autoestima, introversión, dificultades de relación, impulsividad o inestabilidad emocional. Zafra indicó que las personas jóvenes, sin una personalidad formada, responden con mayor vulnerabilidad a estímulos intensos, y hasta la clínica que dirige han llegado "casos graves" de adolescentes de 16 años poliadictos.

A nivel cerebral, tanto la adicción a las drogas como a las nuevas tecnologías actúan activando las mismas áreas de refuerzo, provocando una sensación artificial de placer y bienestar, pero en el caso de sustancias como la cocaína, el cannabis, la heroína o el alcohol, un consumo mantenido en el tiempo "puede generar daños a veces irreversibles". El reconocimiento de que se sufre una adicción es el primer paso para iniciar un tratamiento que puede durar un mínimo de dos años y tras el cual suele recaer el 20 % de los pacientes, algo que, según Zafra, "antes se reconocía como un fracaso, pero ahora se concibe como un punto de inflexión para detectar la causa y redirigir el tratamiento". En las nuevas tecnologías y redes sociales, las personas que acuden a un profesional para buscar ayuda lo hacen porque tienen otro tipo de problemas como una depresión, ansiedad, insomnio, alteraciones de comportamiento o personalidad patológica con mecanismos de afrontamiento distorsionados.