Jesús personifica la alegría. Desprende un plus de optimismo que contagia. Fue durante lustros conserje del Cabildo de La Palma y nunca tuvo el perfil de un bedel cualquiera. Tiene chispa, guasa, y, además, posee la fórmula "secreta" de las mejores infusiones, aquellas que con naturalidad preparaba tanto para sus compañeros de trabajo como para los consejeros y otros políticos, que las tomaban en reuniones, consejos de gobierno e incluso al comienzo de las sesiones plenarias.

Hace apenas unos meses se jubiló. Dijo adiós a su trabajo después de cuatro décadas de servicio a la institución de todos los palmeros. "Nunca me olvidaré de la despedida que me hicieron mis compañeros. Me firmaron un libro, con dedicatorias preciosas, y estuve durante mucho tiempo, casi dos meses, sin poder leerlas, ya que me emocionaba mucho y acababa llorando. Fue un día muy especial". Aún hoy le tiembla la voz al contarlo.

Jesús no tuvo siempre la sede principal del Cabildo como su destino de trabajo. Antes fue conserje en la residencia escolar de Mirca "y en el 92 llegué" a la central de la institución insular. Estuvo durante mucho tiempo vinculado a Presidencia, aunque su presencia en la conserjería, a la entrada de la edificación, ha sido igual de habitual. Arriba o abajo, sus deliciosas infusiones (no es manzanilla, ni té, ni tila ni siquiera menta poleo...) siempre han sido una de sus señas de identidad: "Las preparo de una, tres, cinco o siete hierbas. Depende de la temporada en la que nos encontremos. En primavera o verano se pueden conseguir más; en invierno hace mucho frío".

Es todo un "personaje". Desprende "buen rollo". Salía del primer piso, de su puesto de trabajo, y recorría las cinco plantas de la institución insular repartiendo ese agua especial, también su forma de ver la vida, entre sus compañeros de trabajo. "¡Claro!, no era solo para los consejeros ni para otros políticos que venían de visita!", sentencia.

En la última sesión plenaria, sorprendió gratamente su presencia, que fue tan habitual también para los representantes más veteranos de los medios de comunicación que cubren los actos en el Cabildo desde hace ya años. Ya no es trabajador en activo, pero "algunos consejeros cada vez que me encontraban en alguna fiesta, me decían que por qué no iba y les preparaba un agua antes del pleno. Por eso acudí". Eso sí, no dejó nada al azar: "El día antes acudí al que fue mi puesto de trabajo para comprobar que tenía las cosas allí para poder hacer la infusión".

Jesús volvió a recorrer el salón de plenos con una bandeja de mimbre y el preparado dentro de vasos de plástico. Eso sí, reconoce que no a todos los presidentes les gustaba sus infusiones. O, para ser más exactos, alguno no quiso ni probarlas: "José Luis Perestelo no quería saber nada de las infusiones. Las aguas no le gustaban. Le decía que la probara, que no era como otras infusiones, pero nunca quiso". Todo lo contrario que "a Guadalupe González, a la que le gustan mucho (también como consejera de la oposición las toma), o a Felipe Hernández, quien me pedía que le pusiera un poco de menta".

Un conserje sencillamente diferente.