La sección de vestuario representa otro de los ejemplos de la diversidad étnica que conforma la variopinta familia de la compañía Circo del Sol. En estas labores conviven una chilena, una coreana, una canadiense y una brasileña.

Rodeadas de máquinas de coser, de agujas de diferentes tamaños, pinturas, telas y vestidos que cuelgan aquí y allá, este grupo de mujeres también representa el "hilo" conductor de una compleja logística que se pone en marcha tras caer el telón de este espectáculo.

La chilena Rosita Espinosa, jefa de vestuario, se encarga de supervisar las tareas. Cada jornada resulta preciso retocar los trajes, pintar el calzado que se decolora durante la función, además de lavar y peinar gran cantidad de pelucas.

Y es que la esperanza de vida de cada traje -hecho a medida en Montreal con telas naturales y elaborado totalmente a mano- no va más allá de tres meses.

En algunos casos, como sucede con el número de la Rueda Alemana, todos los días se debe coser la cremallera invisible del acróbata, que siempre se rompe al cerrarla. El artista que realiza esta acrobacia se llama Cory Sylvester y es el marido de Rosita.

Luana, una brasileña de Río de Janeiro, señala que se precisa mucho cuidado en la realización de cada una de las tareas: un mínimo agujero en la ropa puede abrirse y dañar a los acróbatas que evolucionan con cuerdas, ya que el roce con la soga, a la velocidad con la que se mueven, "provoca quemaduras", explica.

El material predominante en estos trajes es unísono, expansiva. Otro tipo de elementos son piel, yute chino, crepé, lana y hasta 42 tipos de algodones.

las cifras

250 En "Quidam" se utilizan alrededor de 250 disfraces y, aproximadamente, 500 accesorios de vestuario.

300 Esta cifra suma los pares de calzado que intervienen en el "show", hechos a medida de los artistas.

7 Cada artista dispone de entre 2 a 7 atuendos específicamente diseñados y, asimismo, dos mudas.

30 Número de sombreros que aparecen en "Quidam", incluyendo el que luce Zoé, la protagonista.