Los que hayan sido testigos de los dos proyectos que el Circo del Sol ha traído a La Laguna tienen permiso para abrir una odiosa comparación entre "Alegría" y "Quidam". De vuelta a casa, tras presenciar el estreno del pasado sábado en el Santiago Martín, oí comentarios de todo tipo. Que si esto era mejor que lo otro, que si aquel número parece más sencillo que el de más allá, que si el vestuario de 2013 era más llamativo que el de 2015... No sé. Ante la duda, si pueden, comprueben sobre el terreno el poder que tiene una compañía que cuida con mimo tres aspectos fundamentales a la hora de exhibir un espectáculo. Calidad, fantasía y riesgo. Eso está garantizado cuando el Circo del Sol está en medio. Cierto es que en "Quidam" parece que el personal tarda algo más en asombrarse que en "Alegría", pero una vez la función alcanza la velocidad adecuada aparecen unas secuencias que te paralizan el corazón ante el desafío que supone el pulso entre el ser humano y el espacio. Lo que nadie puede decir jamás es que lo que hacen estos virtuosos no es peligroso.

"Quidam" tiene un sabor a circo tradicional incuestionable. Su estética te atrapa en cuanto Mark Ward invita a los espectadores a disfrutar de una historia que gira en torno a Zoé. Entre acrobacia y acrobacia, la música da forma a un hermoso guión lleno de instantes increíbles (el primer gran momento se produce con la actuación de una contorsionista aérea que enreda su cuerpo en seda); de imágenes móviles que transmiten nostalgia, miedo y algún que otro chispazo de felicidad provocado por un clown que no hace más que meter al público (bueno, uno de los números me da la sensación de que está "compinchado") en más de un apuro. El peligro es una constante -el único cable de seguridad que vi fue el que sujetaba a un operario que cinco minutos antes del comienzo de la función trepa hasta un sillón colocado casi en el techo del pabellón y que permanece allí durante más de dos horas y media- en "Quidam"; un imán que atrae la curiosidad de una audiencia que contiene la respiración en los aros aéreos, equilibrismos, cuerdas negras o estatuas. Sí. "Quidam" es otra historia; igual de arriesgada que "Alegría", pero diferente.

@davilatoor