Astrónomos han encontrado pruebas de que la "receta" de la Tierra también se aplica a los exoplanetas terrestres que orbitan estrellas distantes. "Nuestro sistema solar no es tan único como podríamos haber pensado -afirma la autora principal del nuevo trabajo, Courtney Dressing, del Centro Harvard-Smithsonian para Astrofísica (CfA)-.

Parece que los exoplanetas rocosos usan los mismos ingredientes básicos".

La clave del descubrimiento, presentado por Dressing en el marco de una reunión de la Sociedad Astronómica Americana, fue el instrumento HARPS (buscador de planetas por velocidad radial de alta precisión)-Norte en el Telescopio Nacional Galileo de 3,6 metros en las Islas Canarias.

Está diseñado para medir con precisión la masa de pequeños mundos del tamaño de la Tierra, unas medidas que son cruciales para determinar densidades y, por lo tanto, composiciones.

"Nuestra estrategia para el uso de HARPS-Norte en el último año ha sido la de centrarnos en los planetas de menos de dos veces el diámetro de la Tierra y estudiar unos pocos planetas realmente bien", explica el astrónomo de Harvard David Charbonneau (CfA), quien actualmente dirige el Equipo Científico de HARPS-Norte.

Más recientemente, el equipo se centró en Kepler-93b, un planeta de 1,5 veces el tamaño de la Tierra y cuya masa y composición eran inciertas. HARPS-Norte calculó la masa en 4,02 veces la Tierra, lo que significa que el planeta tiene una composición rocosa.

Luego, los investigadores compararon los diez exoplanetas conocidos con un diámetro inferior a 2,7 veces la Tierra de los que se había medido con precisión sus masas y encontraron que los cinco planetas con diámetros más pequeños que 1,6 veces la Tierra mostraron una estrecha relación entre la masa y el tamaño.