La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST), al frente de su director titular Michal Nesterowicz y con la participación como solista del pianista David Fray, debuta hoy en el XXXI Festival de Música de Canarias, en el Auditorio de Tenerife a partir de las 20:30 horas.

El programa se inicia con "Concierto para piano nº 3", de Beethoven, continúa con "Little Suite", de Lutoslawski, y cierra "Variaciones Enigma op 35", de E. Elgar.

La pieza de Beethoven representa, una joya que constituye un capítulo clave en el universo del músico, no tanto por su intrínseco valor, como por el significado que asume en la vida y en la poética del compositor.

Este concierto creció especialmente junto a su Segunda Sinfonía. Tanto es así, que los críticos llamaron a la sinfonía "clara" y al concierto "oscuro", reafirmando la dualidad de su personalidad compleja y atormentada. La posición central que ocupa entre los conciertos le confiere un punto y seguido entre ellos. Su influencia directa fue el "Concierto para piano núm. 24 en Do menor", de Mozart, obra que había tocado asiduamente como espléndido concertista que era. Ambas comparten no solamente el espíritu, sino también la tonalidad, con sus connotaciones de tragedia heroica y dramatismo.

Para su ejecución la OST y su director contarán con el concurso de David Fray. Este pianista, apadrinado por importantes personalidades musicales de Francia -entre ellos el compositor y director Pierre Boulez-, se ha convertido en el último año en una auténtica revelación de París.

"La Pequeña Suite" del compositor polaco Lutoslawski o "Mala Suita", en polaco, fue escrita tan solo en dos semanas para corresponder a un encargo radiofónico; se creó para orquesta de cámara y así se estrenó por la radio. Al año siguiente, el compositor realizó una versión para orquesta que vio la luz el 20 de abril de 1951 con la Orquesta de la Radio Polaca, bajo la dirección Grzegorz.

El compositor se dedicó durante varios años a tocar en bares y cafeterías. Conoció a Szpilman, personaje que inspiró a Polanski para su película "El Pianista", así como al pianista y compositor Panufnik, con quien formó dúo en aquellos terribles años de la postguerra. "La Pequeña Suite" debe aislarse del período en que fue escrita y analizada como una estilización del folclore polaco, un ejercicio único de música aplicada y un preludio a obras de mayor envergadura y compromiso.

Las Variaciones sobre un tema original, opus 36, "Enigma", de Edward Elgar, cuya personalidad, según el crítico Sebastián León, poseía demasiados contrastes que se reflejaban en su música lo situó en el plano internacional.

La obra, estrenada en Londres en 1899, por Hans Richter, fue enseguida interpretada por Nikisch, Weingartner, Rachmaninov, Toscanini, e incluso, en su última temporada en Nueva York, por el propio Gustav Mahler. La razón es que aparte de su belleza intrínseca y maestría formal, la orquestación posee una claridad y transparencia que atrae por igual a ejecutantes, directores y oyentes.

Esta maravillosa música ha resistido el paso del tiempo porque es una fantástica obra maestra que apela a lo que tenemos de humano. Su éxito no fue solo el gran paso de la carrera de Elgar, sino el momento en que la música inglesa entró en el siglo XX.