Apenas media entrada en el salón de actos de Cajasiete y absoluta tranquilidad durante la hora que duró el acto, presidido por el gerente de Fiestas, Juan José Herrera. La tradicional subasta de los puestos del Carnaval ya no es lo que era hasta no hace muchos años, cuando despertaba pasiones y originaba algún que otro altercado. Solo el discreto dispositivo de la Unipol recordó lo que fue una puja en la que ahora "todo el pescado parece vendido" de antemano.

El Organismo Autónomo de Fiestas de Santa Cruz adjudicó ayer 35 de los 73 puestos disponibles este año (12 quedan reservados a los convenios comerciales) por los que recaudó 118.584 euros, 6.000 más respecto a 2014, un 4,53% de incremento. Solo hubo puja real por diez y 38 quedaron desiertos. No habrá segunda subasta, aunque Fiestas se reserva, como al año anterior, ceder la explotación a asociaciones de comerciantes de determinadas zonas "en caso de que sea necesario". La subasta se realizó mediante el sistema de "puja a la llana", con precios de salida entre 620 y 17.584 euros. Las zonas menos demandadas fueron las avenidas Marítima y de Anaga, y la calle San José. El ingeniero Miguel Ángel Bermudo explicó las novedades legales sobre certificaciones del montaje, sonido o instalaciones eléctricas. Hasta el día 30 tienen de plazo los adjudicatarios para presentar la documentación.

El tiempo de explotación será del 13 al 22 de febrero, con el Carnaval ya en la calle. La suerte, o la ley del más fuerte (económicamente) está echada.