A primera vista, ese señor de pelo blanco y baja estatura podría pasar desapercibido entre la multitud. La verdadera dimensión de su figura se aprecia sobre un escenario o una partitura, donde la impronta con la que marca la ejecución de la orquesta y su creatividad muestran la magia innata que son capaces de desprender los genios.

Kzyztof Penderecki (Debica, 1933), considerado el exponente de la música contemporánea, se inscribe en el escogido grupo de talentos que han marcado la historia de la música.

Y fue tras un receso en el ensayo de la mañana del miércoles, cuando el director y compositor polaco accedía a la sala de prensa con enorme naturalidad, junto a la directora del Festival de Música de Canarias, Candelaria Rodríguez; el consejero de Cultura del Cabildo, Cristóbal de la Rosa, y Massimo Mercelli con su flauta de madera.

El maestro dejaba claro cuando se le preguntó por la distancia y la dificultad que existe para la asimilación de la música contemporánea, que no lo considera un problema relacionado con que al público le disguste este tipo de repertorios, sino de que la música sea "buena o mala", más allá de su fecha de creación.

El director polaco elogiaba la calidad de la OST y aseguraba que "resulta fácil" dirigir a una orquesta así, en gran medida porque sus miembros, dijo, son "rápidos" y asimilan con fidelidad las pautas de ejecución que requiere la música contemporánea.

Si bien Penderecki está considerado el mayor exponente de la música contemporánea y las vanguardias, el propio maestro consideraba que, después de tantos años escribiendo acaso sus obras se hayan convertido en "clásicas".

Las piezas que integraban el programa que sonó anoche en el Auditorio las eligió él mismo. A propósito explicó Penderecki que le gusta "cada vez más" la música de Mendelssohn, un autor de finales del clasicismo y comienzos del romanticismo, y aunque sus obras sean "totalmente diferentes" a las suyas, la intención que persigue al combinarlas en la misma audición se orienta a generar "contraste", una fórmula que el compositor polaco suele introducir de manera habitual en los programas que dirige.

A Massimo Mercelli le correspondió convertirse en el solista de las obras del polaco, y consideró una "emoción" y un privilegio interpretar el "Concierto para flauta" que escribió el compositor para uno de sus maestros, el francés Jean-Pierre Rampal, y que, según señaló el flautista, exige una ejecución "muy exigente".

Y Penderecki mostró entonces el carácter de los genios, en constante revisión, cuando recordó que al entregarle la partitura en 1992 a Rampal, éste manifestó que la obra resultaba "intocable", quizás porque el virtuoso francés era "un poquito perezoso", señalaba con un cierto tono cínico y entre sonrisas el compositor polaco.

Con el paso de los años, la pieza se ha convertido en un "clásico" en el repertorio de cualquier flautista, una circunstancia que en opinión de Penderecki demuestra que los músicos deben adaptar su interpretación a las características de la obra.

La directora del Festival de Música de Canarias, Candelaria Rodríguez, consideraba que la OST había tenido el "inmenso honor" de trabajar y compartir escenario con una persona única en la historia de la música.

Para el consejero de Cultura del Cabildo, Cristóbal de la Rosa, la presencia del director polaco "armoniza" con Tenerife: "A nosotros nos gusta ser contemporáneos", destacó, y valoró "el sonido dúctil" que consigue Penderecki. "Trabajar con una persona que enseña es un lujo" y, más aún, en el "umbral", en la misma vanguardia.

De la fanfarria al estreno del "Adagietto"

Con una obra por encargo del director y compositor polaco, "Fanfarria Reale", se estrenaba el Auditorio de Tenerife el 26 de septiembre de 2003, un programa en el que entonces la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST), bajo la batuta de Víctor Pablo Pérez, interpretaba, además, el "Concierto emperador" para piano de Beethoven y el "Te Deum" de Bruckner. Anoche, el genial músico polaco quiso dejar un detalle de su originalidad, ofreciendo al público que acudió al Auditorio de Tenerife la posibilidad de participar del estreno mundial de su ópera "Adagietto" del "Paraíso Perdido", una composición concebida y escrita originalmente para corno inglés como instrumento solista y que anoche sonó con la flauta de Massimo Mercelli como protagonista. Además, el maestro varió el orden de interpretación previsto en principio, dejando para la segunda parte del concierto las obras de Mendelssohn ("La Bella Melusina" y "Sinfonía nº 4 Italiana, y abriendo con sus creaciones: "Adagietto de Paradise Lost" y "Concierto para flauta".