El Gobierno dio luz verde ayer al nuevo Código Penal, que la oposición tachó como una "chapuza" por introducir "la cadena perpetua" a través de la figura de la prisión permanente revisable, si bien el PP defendió su constitucionalidad avalada por los órganos consultivos del Estado.

Con el único apoyo de los populares, la Cámara baja sacó adelante el texto que llegará al Senado tras más de un año y cuatro meses de tramitación parlamentaria, del que será el gran proyecto estrella del Ministerio de Justicia aprobado por las Cortes en esta legislatura.

En el debate, la oposición criticó duramente la reforma tanto por su fondo, que consideran "represivo, populista e innecesario", como por su forma, al denunciar un "atropello" en su tramitación, lo que ha sido negado por el PP que recordó que el texto se ha sometido al mismo recorrido parlamentario que la reforma de 2010 a instancias del PSOE.

La incorporación de la prisión permanente revisable, la elevación de la edad de consentimiento sexual que pasa de los 13 a los 16 años, así como la "escasa" e "insuficiente" regulación del paquete de medidas de lucha contra la corrupción centraron las críticas de los grupos a la reforma, calificada por el PP como "imprescindible", ya que persigue a los corruptos y a los delincuentes que cometen crímenes execrables.

Frente a las duras críticas de los grupos a la prisión permanente revisable, Leopoldo Barreda (PP) defendió la constitucionalidad de esta figura ante la "caricatura penal de la oposición, que pretende confundirla con la cadena perpetua".