Mikel López Iturriaga, autor del popular blog gastronómico El Comidista, que acaba de publicar su tercer libro de recetas, "Las 202 mejores recetas de El Comidista", confiesa que siempre le gusta "reivindicar cosas que han pasado de moda".

De hecho, en el libro, publicado por Plaza y Janés, ha seleccionado las recetas en función de sus gustos actuales, si bien intenta siempre no dejarse llevar por las modas, "porque es un terreno peligroso", confiesa en una entrevista con Efe.

Aún así, admite que hace cinco años, cuando comenzó a publicar recetas, en algún plato sí se dejó llevar "por alguna moda como los tartares", pero en general, pregona, es reacio a apuntarse "a lo que está de moda en los restaurantes o las revistas de cocina" y le gusta "reivindicar cosas que han pasado de moda".

En este tercer libro, López Iturriaga ha intentado ofrecer algo distinto de lo presentado en los dos primeros volúmenes de El Comidista: "es un libro de recetario más clásico que los anteriores, es menos pop, no tiene tantas referencias a música o cine y el resultado es un libro más práctico, que es lo que busca la gente, que le solucionen problemas de la vida diaria, pero sin renunciar a que todo esté contado con humor".

Además de sus propias recetas, en esta ocasión ha incluido una veintena de platos propuestos entre los 500 seguidores que tiene en un grupo de Facebook con los que interactúa habitualmente y a los que, dice, "he puesto a trabajar gratis para mí".

Reivindica El Comidista los libros de cocina sin fotos, "no sólo para abaratar el coste del libro y que fuera accesible a la mayor cantidad de lectores, sino porque así lo hacen también grandes obras como la de las 1.080 recetas de Simone Ortega, los textos de Marquesa de Parebere, de Julia Child o de la Sección Femenina".

Los recetarios clásicos de cocina no tienen fotos y eso no le resta validez ni utilidad, sostiene Iturriaga: "Con las fotos de los libros de cocina se miente muchísimo, se tiende tanto al retoque y al estilismo. Hay mucho Photoshop", asegura.

Sin abandonar el mundo de la fotografía, el autor aconseja "no atormentar" a los seguidores con miles de fotos en las redes sociales, porque al final es una "máquina de postureo".

Una de las secciones que "Las 202 mejores recetas de El Comidista" mantiene es el consultorio "Aló comidista", en la que resuelve "desde cosas muy culinarias como preguntas sobre el mejor cuchillo o la cocción de la pasta, hasta desvaríos y locuras como si el pimentón es cancerígeno, o la relación entre vegetarianismo y homosexualidad".

No oculta Iturriaga su oposición a cierto "esnobismo gastronómico", el alto precio que se tiene que pagar para que en nuestros tiempos se hable de comida como nunca, que resulta cargante, en su opinión, con "muchos tiquismiquis con la comida, que se enfadan porque la merluza no es fresca en un menú del día o convierten la comida en un símbolo de estatus, de ostentación".

También resultan negativas las modas que satanizan a alimentos como el gluten o los lácteos: "Son ridiculeces motivadas por una obsesión muy loca por la salud", recalca.

"La esperanza de vida no ha bajado en los países occidentales y no tiene sentido decir que nos estamos envenenando con la comida, sino que hemos de ser conscientes de los alimentos que elegimos, intentar sustituir la mayor comida procesada industrial que podamos por productos frescos e integrales", recuerda El Comidista.

Sin embargo, continúa, "es bueno que se hable tanto de comida y que la gente conozca más variedades de los productos y eso le ayude a ser mas exigente con lo que come".

Para ello, Iturriaga considera "urgente que la educación alimentaria, nutricional y gastronómica, tres cosas muy relacionadas, se intensifique en los centros educativos", único modo para combatir el "grave problema de obesidad infantil que sucumbe al marketing de cierta industria alimentaria de productos no muy sanos".

Esta educación tendría que introducir la "consciencia alimentaria", enseñarles los efectos que tiene en su salud lo que comen y "descubrirles que hay un mundo de disfrute, porque esta generación tiene muy asociado comida basura con diversión".

Después de cinco años, El Comidista proyecta introducir algún cambio en su popular blog, "incorporar alguna cosa audiovisual", un terreno que no ha tratado, "ampliar los temas del blog, convertirlo en algo un poquito más grande" sin dejarse "llevar por la megalomanía y convertirlo en un monstruo", apunta.