Las incógnitas que ahora mismo planean sobre España, en general, y Canarias, en particular, tienen más que ver con la política que con la economía, según afirman algunos analistas. El resultado de las próximas elecciones locales, insulares y autonómicas, por un lado, y las de Cataluña y generales, por otro, pueden dar un giro de 360 grados a la situación actual, lo cual genera cierta incertidumbre y preocupa al mundo del dinero que prefiere la estabilidad. Por eso, desde determinados sectores se ha lanzado una llamada a la responsabilidad, primero de los políticos, y después de la propia población. Un toque de atención para que impere el sentido común y se dejen a un lado los debates que no llevan a ninguna parte así como las promesas inconsistentes que solo buscan regalar los oídos de los potenciales votantes. Ahí está, por poner un ejemplo, el mal llamado mamotreto de Las Teresitas, al que no le buscan una solución y está enredando la vida de una ciudad como Santa Cruz que precisa concentrar sus esfuerzos en otros asuntos más perentorios. Entre ellos, su limpieza. Por eso conviene felicitar al alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, porque lejos de tirar la toalla, pues desde el inicio de su mandato este ha sido uno de sus caballos de batalla, ha decidido incrementar sus esfuerzos para que Santa Cruz recobre su esplendor. Un propósito que solo conseguirá si la población se conciencia de que es un orgullo tener una ciudad limpia. De nada vale gastar millones de euros en quitar la suciedad si los vecinos no se afanan en tirar la basura, en el más amplio concepto de la palabra, en el lugar apropiado.

Otra semana más turismo y paro son protagonistas y esta vez de forma positiva. Canarias cerró 2014 con récord de visitantes extranjeros y con 20.000 nuevos empleos netos. No es cuestión de echar las campanas al vuelo, pues todavía hay muchas personas en paro, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), y el turismo no acaba de arrastrar a la economía de estas Islas en la medida deseada. También aquí conviene hacer una llamada a la responsabilidad, para no perderse en discusiones estériles y sumar esfuerzos de cara a que esta locomotora tire con mayor ímpetu de otros sectores. Ahí es donde los responsables públicos deben poner sus ojos y no tanto en incrementar la regulación de un sector al que van a terminar por ahogar con tanta normativa.

Y el presidente del Gobierno canario mantiene su silencio acerca del problema de los servicios de Urgencias de los hospitales del Archipiélago. Al parecer, es una materia que no va con él. Continúa enredado en otras cuestiones de, a su juicio, mayor calado. Mientras tanto, por ejemplo y tal y como recogía en su edición de ayer este periódico, setenta pacientes se quedan en las Urgencias del Hospital Universitario de Canarias cada día por falta de camas en el centro sanitario. El personal que trabaja en el HUC califica la situación de "insoportable", algo que Paulino Rivero parece no haber escuchado, quizás porque prefiere dedicar su tiempo a otros menesteres.