Falleció víctima de un infarto el pasado día 12 en un hospital de Leipzig (Alemania). Había ingresado para tratar de curarse unos problemas pulmonares.

Considerada una de las artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, tuvo a sus pies al público de los teatros de ópera más prestigiosos del mundo. Había recibido un clamoroso homenaje el día primero de noviembre al cumplir los 75 años, con un impresionante espectáculo donde actúo lo más granado de la opera actual, artistas universalmente conocidos de la ópera, la danza y también del folclore clásico, donde la bailarina española María Pagés obtuvo un resonante éxito. Se celebró en el gran teatro Bolshoi de Moscú con las altas autoridades de su país y un lleno a rebosar, y ella cantó sin mostrar síntomas de enfermedad. Guapa y elegante como siempre, agradeció a todos el bello gesto.

Había nacido en San Petersburgo (Rusia) en 1939, en una familia humilde que padeció las miserias de la segunda guerra mundial, en un país sometido, triste y sufrido. Cuando alcanzó la edad adulta comenzó con sus estudios de canto, dando ya indicios de su magistral registro de mezzosoprano. Era una mujer alta y proporcionada, con una belleza singular, y unos enormes ojos verdes que llamaban poderosamente la atención. Cuando ganó el primer premio del Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas en Barcelona todo el mundo admiró su gran belleza y sencillez. En poco tiempo se plegó el público de los grandes y más importantes teatros: La Scala de Milán, en Viena, Berlín, Londres, París, el Metropolitano de Nueva York, y especialmente el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, al que era asidua, y donde años después ejerció de jurado del mismo concurso que ganó.

Con un repertorio clásico compuesto de más de cuarenta obras, destacó interpretando la "Carmen" de Bizet, recreándose en su arte. También su rol en Caballería Rusticana fue siempre un ejemplo para otras artistas. Recorrió continentes, y en sus viajes expresaba su nostalgia por su país. Le encantaba interpretar obras de los grandes creadores rusos y tan pronto como podía regresaba a su tierra con las maletas cargadas de comida para los suyos, especialmente de "laterío": atún, sardinas, caballas... En la última oportunidad que estuvo en Tenerife se gastó más de cien mil pesetas en alimentos. Me dijo que en la aduana no le ponían reparo, pues era una persona destacada. Era una mujer generosa que se desvivía por sus amigos, y esos envasados eran manjares para un pueblo tan hambriento, pues allí ni con dinero conseguían alimentarse.

En casa nos ha dado tristeza su pérdida, tenemos recuerdos imborrables con ella tanto aquí como en Las Palmas. La acompañamos a comer en algunas ocasiones, siempre a sitios sencillos, caseros y sin mucho relumbrón. Le encantaba la cazuela de pulpo y el pollo al ajillo que preparaban en el Mesón La Z de Candelaria. Admiraba la isla, la belleza natural y sus distintos paisajes, pero sobre todo se encontraba a gusto con nosotros. Me regaló su libro de memorias dedicado escrito en ruso que trata de sus cincuenta años de historia musical, donde narra las vicisitudes de su país natal, y que ahora ha honrado su memoria organizándole un funeral de Estado, como corresponde a una gran representante del pueblo ruso en el mundo. Una ceremonia católica ortodoxa seguida por una gran multitud. Ha sido enterrada en un panteón a lado de otros grandes artistas.

Personajes como ella nunca tendrían que desaparecer; nos quedan sus recuerdos escénicos, su grandeza espiritual, su espléndida belleza, y por encima de todo su extraordinaria voz. Mi agradecimiento es haberla conocido y comprobado, una vez más, que muchos de los más grandes artistas son las personas más sencillas y naturales. El 30 de noviembre de 1991, cuando interpretaba el aria de Werther sobre el escenario del Guimerá, con una sobrecogedora actitud se percató de lo que ocurría al fondo del patio de butacas, evitando que ni el director notara el grave suceso que vivimos esa noche, un infarto fulminante de un amigo por el que no se pudo hacer nada.

Adiós, Yelena Vasilievna Obraztsova. Siempre estarás en nuestro corazón, te oiremos en los discos y te veremos en Internet. Un ser extraordinario con una inigualable personalidad.

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