Las cuentas en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma van cuadrando, con una disminución del 26% de la deuda en tan solo tres años, después de las políticas aplicadas por el gobierno municipal y, también, gracias a los técnicos del departamento económico, con el interventor al frente, aunque el esfuerzo ha recaído principalmente en los propios trabajadores de la corporación, que han perdido poder adquisitivo en los últimos años.

Los datos, al contrario de las valoraciones, son incuestionables: el ayuntamiento cerró el ejercicio de 2011 con una deuda global de 15,8 millones de euros, sumando a proveedores y entidades bancarias, mientras que lo pendiente de pago a 31 de diciembre de 2014, por ambos conceptos, era de "apenas" 11,7 millones, es decir, 4,1 millones menos.

La reducción de la deuda ha sido progresiva durante los últimos ejercicios. En el primer año analizado, en concreto del cierre de 2011 al 31 de diciembre de 2012, se produjo una bajada de 825.000 euros, aproximadamente. La corporación capitalina se encontraba en un plan de ajuste para lograr, como objetivo irrenunciable, el mantenimiento de todos los puestos de trabajo. En el ejercicio de 2013, lo pendiente de pago cayó de forma espectacular, en 1,8 millones de euros. Sí, en un solo año.

La tónica se mantuvo igual en 2014 y la disminución de la deuda se cifró en unos 1,4 millones, quedando 10,5 millones que cubrir con las entidades financieras y 1,2 con proveedores. Ahora, tres años después, nadie piensa en un ERE, lo que antes se llegó incluso a plantear... y muchas veces. Eso sí, el dinero para personal se redujo en estos tres años más de medio millón de euros, lo que se explica tanto por la pérdida de ingresos de los trabajadores como por la reducción de las horas extraordinarias y el no haber cubierto bajas o jubilaciones, como principales conceptos.

El nuevo objetivo económico del ayuntamiento es que la celebración de la Bajada de la Virgen no suponga, como ha ocurrido en años anteriores, un lastre que pueda alterar la relativa tranquilidad que viven las arcas municipales, lo que solo es posible lograr con la gestión de patrocinadores que costeen una parte importante de los festejos.

La evolución económica del ayuntamiento en años anteriores fue, al menos, para recapacitar. La corporación llegó a tener a finales de 2006 una deuda de nada menos que 17,6 millones de euros, 1,1 millón más que en 2005. Al año siguiente, la operación del agua (Canaragua se hizo con la gestión del servicio por un montante global superior a los 11 millones) dejó los pendientes de pago en apenas 9 millones, que fueron 8 en 2008 por una aportación del Gobierno de Canarias. Luego... ¡ay, luego!

Desde comienzos de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2011, la deuda se incrementó, en esos tres años de plena crisis económica, en nada menos que 7,8 millones de euros: de 8 a 15,8. Para tirarse de los pelos. La tendencia, al menos eso dicen los datos, ha ido cambiando drásticamente desde entonces.