Hace aproximadamente diez días, don Hugo Luengo publicó un artículo, "El vino y Melchior", en respuesta a otro mío, de unos días antes, que titulé "Bodegas Insulares de Tenerife". Agradezco a don Hugo el tono empleado sin que lamentablemente pueda estar de acuerdo ni con el fondo ni con la forma de tratar a Bodegas Insulares de Tenerife (BITSA). Fui el primer presidente de esta entidad, cargo que desempeñé durante sus primeros cuatro años de existencia (1992-1996). Formaban parte de aquel Consejo de Administración un representante de cada uno de los grupos políticos del Cabildo (ATI, PSOE, ICAN y PP), los alcaldes de Tacoronte y Tegueste y seis agricultores, bodegueros y técnicos. Aprendimos a quererla. Nadie cobró ni un céntimo y todo lo que aprobamos fue siempre por unanimidad.

Transcurridos aquellos primeros cuatro años, entendí que existía un cierto riesgo de politización de la sociedad, motivo por el que dimití. Le pasamos el testigo de la Presidencia a don José Luis Savoie, extraordinario como técnico y como persona, quien estuvo al frente de BITSA durante doce años (1996-2008). En la Junta General celebrada en 1997, fui nombrado presidente de honor de la sociedad, por lo que sigue siendo mi obligación defenderla, doliéndome el trato injusto con el que el señor Luengo se ha referido a la Bodega Comarcal en su artículo. Tiene algo de razón cuando afirma que "el mundo que inició don Ricardo hace 27 años ya no existe". En este período, el fenómeno económico y social más significativo se llama "globalización" y parece claro que la única forma de sobrevivir en ese mundo globalizado es siendo competitivos.

Para ello se requiere que nuestros productos y servicios sean de calidad, eficientes y sostenibles, además de introducir las innovaciones tecnológicas que surgen de manera acelerada. No se puede luchar contra la globalización creando barreras arancelarias alrededor de las islas. Ni con ingenierías financieras en los mercados, que nos conducen a las tremendas e injustas situaciones a las que nos han llevado los ultraliberales (paro, pobreza, desesperanza...). Tampoco se puede con cachanchaneos, falta de rigor y engaños. La única vía para luchar contra esa globalización es trabajando duro, unidos y con calidad, algo que nuestros agricultores conocen desde hace mucho tiempo y que no ha cambiado en los últimos veintisiete años. Espero que tampoco suceda en el futuro.

Pero esa labor dura y sacrificada ha de tener la garantía de que sus cualificados productos se demanden y paguen como justamente se merece. Sin embargo, la cada vez mayor concentración de la demanda de uva coloca al agricultor en una situación de tremenda debilidad, frente a un estado casi de oligopolio de las bodegas: "Compro la uva que yo quiero, al precio que yo fijo y te pago más adelante". Fue esta, desgraciadamente, una expresión bastante habitual en algunos bodegueros, hace veintisiete años, que podría repetirse hoy de no existir las bodegas comarcales. De ahí que a algunos les duela y moleste, desde hace veintisiete años, la existencia de estas bodegas sociales.

Señor Luengo, la asociación que usted preside no es la única entidad que representa al sector vitivinícola de Tenerife. AVIBO, según los datos que figuran en su propia página web, tiene en la Isla menos del 2 por ciento de los 4.858 viticultores censados en Tenerife. A su vez, las bodegas comarcales tienen aproximadamente el 32 por ciento y BITSA, el 19 por ciento del total. Si los agricultores eligen voluntariamente pertenecer a las bodegas comarcales, será por algo.

BITSA no ha cometido ni fraude ni engaño. Toda su labor, con la que en algún caso pueda existir desacuerdo, está autorizada y no da lugar a ninguna anomalía. El fraude, las irregularidades y los engaños no los realizan las bodegas comarcales. BITSA no es -ni ha sido nunca- una empresa pública. BITSA no tiene una situación más delicada que la mayoría de las bodegas de AVIBO y la actuación del Cabildo ha sido un ejemplo para el resto del Archipiélago. Yo no soy ni viticultor ni bodeguero, pero nunca defenderé a quienes los ataquen. Le deseo mucha suerte a AVIBO, si abandona su interés exclusivamente particular. Por cierto, acabo de abrir una botella de un exquisito vino tinto de BITSA, que ha sido recientemente galardonado como el mejor vino tinto joven de España. Eso es, prestigiar nuestros vinos y con ello defender a nuestros agricultores y bodegueros.

PD: Como a D. Hugo le gustó la fábula de Esopo, escrita hace 2.500 años, que incluí en mi artículo anterior, quiero acudir a otra del mismo autor, titulada "La zorra rabona", cuya moraleja es la siguiente: "En ocasiones, los consejos a los vecinos no son por afecto sino por su interés particular".