La aerolínea Binter Canarias ha reclamado al Cabildo de La Palma el pago de una factura de 9.260 euros de un charter interinsular que el área insular de Medio Ambiente contrató en junio de 2011 y que en 2014 todavía no había sido pagado, según la documentación a la que EL DÍA tuvo acceso.

Representantes de la compañía aérea se presentaron en la institución insular para "hacer ver" al gobierno insular que el charter contratado hacía más de tres años para traer a La Palma desde Tenerife Sur a los participantes en la mesa redonda "108 minutos" que se celebró en el Gran Telescopio Canarias (GTC), aún no había sido abonada, pese a que el acuerdo, tal y como se establece en la condición de pago que se recoge en la factura, era realizar una transferencia en un período de 30 días después del vuelo, que operó el 23 de junio a las doce del mediodía.

Los actuales mandatarios del Cabildo de La Palma asumieron ante Binter el compromiso de cubrir la deuda, aunque esta redacción no ha sido capaz de certificar si los 9.260 euros han sido o no ingresados durante los últimos meses. Nunca antes.

En el vuelo contratado por la institución insular, que era solo de ida, se desplazaron un total de 25 pasajeros para el encuentro científico que tuvo lugar en el Grantecan en el homenaje a Yuri Gagarin en el 50 aniversario del primer vuelo espacial tripulado, entre los que destacaban, entre otras, las figuras de Neil Armstrong, el comandante de la misión Apolo XI que llegó por primera vez a la Luna el 21 de julio de 1969; Bill Anders, autor de la mítica fotografía "Earthrise" de la Tierra vista elevándose por encima de la superficie de la Luna desde la órbita lunar, o Charlie Duke, astronauta de la NASA que como piloto del Módulo Lunar del Apolo 16 en 1972 se convirtió en el décimo hombre y más joven que haya caminado en la Luna hasta la fecha.

El gobierno insular de 2011 negoció el presupuesto más bajo posible para la aeronave. Desde Binter se llegó a advertir de que la tarifa ofertada se situaba muy cerca del precio de costo de la operación, por lo que ya no podía mejorar el precio. El Cabildo aceptó, aunque advirtió en reiteradas ocasiones de que la factura fuera registrada a nombre de la Consejería de Medio Ambiente, aunque en realidad poco tenía que ver con el evento.

Sin embargo, pese a la aceptación de las condiciones por ambas partes, la institución insular no hizo el ingreso en los treinta días siguientes. Ni al siguiente mes, ni a los tres año, lo que hizo que Binter acabara, como por otro lado es lógico, por reclamar de nuevo el dinero de la operación.