Luis Balbuena lo ha sido todo en el mundo de la educación en Canarias. Docente de instituto, cofundador de la Facultad de Matemáticas de la ULL y de la Sociedad Canaria Isaac Newton de Profesores de Matemáticas -que vuelve a presidir-, divulgador incansable de esta ciencia y consejero de Educación en los primeros compases de la autonomía, cuando el gran problema no era el abandono o las ratios, sino la insuficiente escolarización de los niños.

Lo han propuesto para la Medalla de Oro de Canarias.

El hecho de ser propuesto hace sentirse orgulloso a cualquiera, pero yo me lo siento especialmente porque ha sido mi pueblo, Moya, quien ha promovido mi candidatura. El Ayuntamiento ha recibido adhesiones de todos lados, así que ya me doy por premiado.

¿A qué necesidad respondía la creación de la sociedad de docentes de matemáticas?

En 1977 observamos cómo algunos alumnos tenían dificultades para el aprendizaje de la materia. Nos sentamos cuatro profesores para ver qué podíamos hacer. Propuse crear una sociedad para organizarnos, ofrecer nuestra colaboración y pedir ayudas. Inmediatamente empezaron a crearse en otras regiones y decidimos federarnos. La idea después se traspasó a América.

En las Islas hay pocos alumnos y titulados en carreras científicas.

El problema del alumnado para acercarse a la ciencia es universal. Entre todos tenemos que intentar convencerlo de que el ogro no es tan fiero. Una de las claves del éxito está en la base, en que desde el principio se entiendan los conceptos. Ahí las familias tienen una labor importante. No se puede decir que si uno es de letras no puede ayudar a su hijo.

¿Puede haber algún problema en la formación del profesorado?

El profesorado está haciendo un esfuerzo, pero debemos ser conscientes de que hay que ser capaces de que nuestros alumnos aprendan y aprehendan los conceptos para que no les resulte traumático seguir. Mucha gente joven está dispuesta a trabajar en esa formación permanente, a la que quizá la Administración deba dedicar algo más de atención.

Otro problema es la falta de chicas en estos estudios.

La presencia de mujeres en carreras donde había sido escasa es cada vez más importante, y con gran éxito. Siempre observé que en las alumnas había una dosis de tesón, de orden, superior en términos generales a los de los varones. En mis años de docencia di tres "onces", exámenes que el alumno hacía mejor de lo que lo hubiera hecho yo, y los tres eran chicas. No es ninguna casualidad.

¿Puede disfrutar un matemático de su tarea como un artista?

La matemática es belleza y tiene unas dosis de lucha con uno mismo y con el razonamiento que hacen que cuando resuelves un problema sientas una satisfacción que probablemente sea la que siente un artista cuando termina su obra. Los profesores intentan, en cierto modo, que esa belleza lleve al aprendizaje.

¿Han sido expulsadas las ciencias del mundo de la cultura?

Ha sido un error histórico separar ciencias y letras y no considerar que hay una cultura científica tan deseable como la otra. Todo lo que sea conocimiento es cultura. El docente tiene que asumir un rol de divulgador, porque para la mayoría de alumnos es su único contacto con las matemáticas.

¿Qué piensa cuando se hacen juicios tan duros sobre el estado de la educación en Canarias?

No se pueden hacer esas valoraciones en abstracto. La educación siempre será, y debe serlo, una preocupación para la sociedad, porque en ella está una de las claves del desarrollo. Para conseguir un trabajo en el País Vasco tienes que estar cualificado: la sociedad te lo ha exigido. En cambio, aquí los chicos terminaban la Secundaria y se iban a trabajar sin una mínima formación porque el empleador no la exigía. Estamos pagando ese precio. Las administraciones deberían establecer algún tipo de norma para que los empleos exijan siempre alguna cualificación. Se han dado saltos desde el punto de visto cualitativo, ha bajado el abandono, pero hay que convencer a la sociedad de que es preciso seguir luchando.

¿Cuáles son los puntos débiles y fuertes del sistema educativo canario?

Los débiles están relacionados con la crisis: los recortes, que igual eran necesarios porque los dineros no se pueden estirar como chicles, están teniendo repercusión. Sin embargo, se trabaja con intensidad en mejorar los contenidos, la evaluación y cualificación del profesorado... Hay que seguir así.

¿Cómo ve la lucha entre los jóvenes aspirantes a profesor que quieren oposiciones y los interinos que reclaman estabilidad?

La estabilidad es importante. Cuando un profesor llega a un centro sin saber si el año siguiente va a seguir en él, a lo mejor se resiste a iniciar un proyecto con continuidad. El sistema de oposiciones no es bueno, pero es el que hay. Todos deben participar en igualdad de condiciones. Hay que dar entrada a los que acaban sus carreras y quieren estabilizar su situación con una oposición.

¿Daría incentivos a los docentes?

Soy partidario de la creación de la carrera docente. Creo que debería pivotar esencialmente sobre el mérito docente. No sé por qué ese tema no se retoma, porque a partir de ahí se podría crear una incentivación interesante, como en todas las empresas.

Se dice que la figura del profesor ha perdido prestigio.

La sociedad valora la figura del docente, pero a veces se magnifican los problemas que surgen en los centros, especialmente los medios de comunicación. Voy por muchos institutos y colegios dando charlas y talleres, y te quedas asombrado con la cantidad de cosas que se hacen. Cuando surge un problema hay que informar, pero no dar a entender que hay un conflicto permanente porque no es verdad.

¿Se planteó volver a la política activa después de dejar sus responsabilidades?

No. No soy partidario de eternizarse en la política. Creo que hay que limitar el tiempo en política para dar oportunidades a que la gente joven desarrolle sus ideas.