Los tesoros arqueológicos que esconde Egipto bajo tierra nunca han sido tan preciados para los egiptólogos españoles como en los últimos años, cuando muchos han desembarcado en Luxor con tal fuerza que han desplazado a otros países con mayor tradición en la tierra de los faraones.

La última campaña de 2014-2015 en esta localidad del sur de Egipto ha albergado tres proyectos españoles dirigidos por egiptólogos pertenecientes a tres generaciones diferentes.

Milagros Álvarez Sosa es canaria y junto a la italiana Irene Morfini dirige la Misión Arqueológica Canaria-Toscana (Min Project), que estudia la tumba de Min, tutor del que más tarde sería el faraón Amenhotep II (1427-1401 a.C.).

Con un doctorado europeo sobre el Libro de los Muertos por la Universidad de La Laguna (Tenerife) en 2010, Álvarez dio el paso como directora de su propio proyecto en 2012, tras ocho años trabajando para la misión italiana en Luxor.

Ser joven y mujer son dos obstáculos a los que Álvarez, tal y como cuenta, se ha tenido que enfrentar en su incipiente carrera y que, en Egipto, en ocasiones, se han hecho más grandes.

"Mi juventud no quiere decir inexperiencia, pero es un poco más difícil ganarte el respeto de la gente, aunque al final lo consigues por los resultados obtenidos", señala en una entrevista con Efe.

Entre algunos de sus logros, la investigadora canaria destaca el descubrimiento de una réplica de la tumba dedicada al dios Osiris, única en la Necrópolis Tebana.

Este hallazgo fue uno de los más sonados en Luxor en la última campaña de 2014, lo que constató la importancia que poco a poco alcanzan los egiptólogos españoles en la ciudad: "Estamos haciendo ruido", señala Álvarez.

Con una experiencia más dilatada y 47 años a sus espaldas, la sevillana Myriam Seco es una de las egiptólogas más conocidas internacionalmente, gracias no solo a su trabajo sino también a su formación internacional.

"Me fui a Alemania a formarme en egiptología, ya que en España no existe como estudio universitario", dice desde uno de los muros del templo funerario del faraón Tutmosis III (1490-1436 a.C.), que, junto a un equipo de otras 34 personas está levantando desde 2008.

Durante esta campaña, entre las ruinas del templo, ese equipo llevó a cabo un importante descubrimiento.

Halló los huesos de una mujer del Imperio Medio (2050-1750 a.C.) que conservaba unas joyas de oro y plata.

Doctorada en 1995, tres años después, Seco instaló su residencia en El Cairo, frente a las pirámides de Guiza, desde donde establece un contacto más cercano con el universo de la antigüedades egipcias.

"Desde la óptica de este país, la egiptología española está en auge. El resto de la comunidad científica siempre comenta la ''invasión española'' porque han aumentado visiblemente las misiones arqueológicas de nuestro país en los últimos años", comenta con humor.

A este desarrollo ha colaborado el segoviano Francisco Martín Valentín, de 62 años, que habla con una perspectiva que solo el tiempo y la experiencia permiten.

Martín quedó enamorado de Egipto en 1977, cuando realizó su primer viaje a la tierra de los faraones, lo que le indujo a doctorarse en Religión Egipcia por la Universidad Complutense de Madrid.

Tras muchos años de investigaciones materializadas en publicaciones científicas y la fundación de instituciones como el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, que actualmente dirige, Martín comenzó a trabajar en el terreno en el año 2000.

Su primera misión duró ocho años, y en 2009 inició el proyecto de la tumba y la capilla del visir Amen-Hotep Huy, que hoy en día gestiona junto a su mujer, Teresa Bedman.

Tras más de tres décadas de pasión por la egiptología, Martín asegura que para él esa ciencia "lo es todo".

"Es una vocación profesionalizada, una culminación, sentirme pleno", dijo.

Uno de esos momentos de plenitud lo experimentó este año, cuando su equipo descubrió un sarcófago que incluía la momia de una cantora del dios Amón, de 3.000 años de antigüedad, pero conservado en excelentes condiciones.

Este sarcófago, junto a la réplica de la tumba de Osiris hallada en el proyecto de Álvarez y las joyas de oro y plata del Imperio Medio encontradas en la misión de Seco, son solo las guindas de esta campaña en la ribera oeste de Luxor, que ha demostrado la creciente fuerza con la que la egiptología española está pisando en la comunidad científica internacional.

Pese a esa "invasión", el camino que le queda por recorrer a la egiptología española aún es largo, ya que, por ejemplo, sigue sin cabida en los currículos universitarios.

Crear ese poso en la ciencia española es la principal aspiración de estos expertos, como señala Bedman a Efe: "Nuestro mayor logro sería que la egiptología se implantase definitivamente en España".