Hijo del compositor Cristóbal Halffter y, a su vez, sobrino de Ernesto Halffter y Rodolfo Halffter -discípulos de Manuel de Falla-, el compositor y director de orquesta madrileño Pedro Halffter (1971) comparte la dirección de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria con la de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Formado en Alemania, entre sus numerosas experiencias figura la dirección de la Orquesta de la Radio de Baviera, Orquesta de Radio de Frankfurt, Orquesta de la Radio de Múnich, Orquesta Filarmónica de Dresde, Dustsches Symphonie de Berlín o Orquesta de la Komische Oper de Berlín. Además, en su faceta como compositor ha desarrollado múltiples proyectos como el que esta noche, a partir de las 20:30 horas, se estrena en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. "Mi oficio es la dirección de orquesta, pero mi pasión es la composición", señala un artista que tira de un ejemplo muy literario-teatral para justificar sus preferencias. "Muchos son los actores que han interpretado a Hamlet, pero solo un Shakespeare", compara el director que hoy regresa a un escenario en el que ya ha actuado en el programa del XXXI Festival de Música de Canarias para ejecutar el "Concierto para violín. El violín rojo", de John Corigliano, y "Tannhäuser Sinfónico", del germano Richard Wagner.

¿Qué supone mostrar por primera vez esta obra al público de Tenerife?

Mucho trabajo y, sobre todo, muchas horas de estudio... Es un día importante y me siento orgulloso y agradecido de la oportunidad que nos han brindado para interpretar este título en el Auditorio de Tenerife.

¿Un compositor siente algo especial al presentar un título inédito?

La obra de John Corigliano es espectacular. Puede ser que el público no conozca demasiado al autor, pero es un título que recibió el Premio Pulitzer y Corigliano fue premiado con un Oscar por la banda sonora de la película "El violín rojo". Esta es una música que asusta porque todo lo que suena a contemporáneo impone un respeto que en cualquier caso no está justificado. En cuanto al "Tannhäuser Sinfónico" es una obra que vamos a estrenar en Tenerife y que próximamente llevaremos a Madrid, Milán y a los Estados Unidos... Esta es una buena oportunidad para acercar a Wagner a un público que le tiene cierto miedo por la duración de sus óperas, pero es un compositor que escribe música maravillosa y en el caso de la ópera "Tannahäuser" la melodía es exquisita. Todo está sintetizado en solo 55 minutos de música por lo que es perfectamente asumible para un público de una sala de conciertos.

Acaba de hablar de dos miedos: a los lenguajes musicales contemporáneos y a la mano de Wagner. Ese es un riesgo perfectamente asumible, ¿no?

Es cierto que Wagner es una música con unas particularidades muy especiales. "El ocaso de los dioses", por ejemplo, es una ópera que dura seis horas, y conozco muy bien el esfuerzo que implica porque la he dirigido hace pocos días. Al margen de las reducciones que han sufrido todas sus obras cuando incluso era vivo, yo lo único que pretendo es acercar al público las creaciones de un compositor extraordinario, con todas sus virtudes y defectos, porque fue un autor que hizo una música que continúa conmoviendo. Yo he tenido el privilegio de acometer últimamente programas de Wagner y es un autor que me fascina.

¿Cómo vive un compositor-director de orquesta el hecho de que se diseñen programas que se adaptan a lo que se está haciendo en el siglo XXI?

Hay una parte del público que agradece el riesgo que asume un director a la hora de programar una composición nueva. Otra, en cambio, sigue queriendo escuchar a Beethoven y a los clásicos. Yo entiendo las dos posturas porque la persona que compra una entrada para asistir a un concierto tiene todo mi respeto. Yo como artista siempre intento acercar aquello que pueda ser novedoso sin traicionar a la tradición. Hay cosas que el paso del tiempo no puede olvidar y que tiene que ver con ese respeto que se abre entre los músicos y la audiencia. Recuerdo el silencio que reinaba en un concierto que dimos en Tenerife al final de la "Sinfonía Nº 4" de Mahler.

Esto se lo habrán preguntado muchas veces, ¿pero dónde se siente más cómodo en la composición o en la dirección?

Mi oficio es de director de orquesta, pero mi pasión es la composición porque eso es lo más difícil dentro de esta actividad artística... Yo creo que es perfectamente plausible, pero yo le remito a un ejemplo literario: Hay muchos actores que han sido que han sido Hamlet y un solo Shakespeare. La composición es lo máximo a lo que se puede aspirar y yo tengo la suerte de poder escribir en verano, al abrir pequeñas pausas y en los viajes. La dificultad de crear algo nuevo que conecte con el público exige muchos sacrificios... Buscar ese valor artístico y encima que tenga calidad es un ejercicio bastante complicado, pero hermoso.

¿Sin ánimo de abrir regionalismos, qué supone para un director joven, con una gran experiencia internacional el hecho de que en un territorio tan fragmentado hayan dos orquestas tan buenas?

Eso es algo bastante positivo. Que en el Archipiélago convivan dos orquestas con tanta relevancia internacional no se puede ver como un inconveniente. Esa rivalidad bien entendida nos hace mirar al espejo más próximo y está claro que ahí se cruzan los caminos de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y la Orquesta Sinfónica de Tenerife.

¿De alguna forma se "vigilan" a ver qué es lo que hace el vecino?

Sí, pero eso ocurre de manera inconsciente por cercanía geográfica. Vigilamos a la OST, pero dentro de una sana competencia. En cualquier caso ellos también tienen en cuenta lo que estamos haciendo nosotros. Siempre es un estímulo que al vecino le vayan bien las cosas porque las exigencias irán en aumento. Al final lo que debe quedar es dos grandes orquestas que pujan por tener al mejor público, mejores auditorios, unos repertorios más profundos y más actividad. Cuanta más presencia tengamos a nivel social, mayores serán las conquistas que se apunten la Orquesta Sinfónica de Tenerife y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, que es una de las más antiguas de la escena nacional. Esa competitividad orquestal nos ha colocado en una posición privilegiada no solo a nivel nacional, sino internacional. Son dos referentes imprescindibles.